Desde mi celda doméstica
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miércoles, 6 de mayo de 2015

HECHOS QUE DECIDIERON


Hechos que decidieron


Es muy peligroso juzgar nuestra historia a la ligera, poner tópicos a personas o épocas, partir de un subjetivismo no avalado por la realidad de los hechos. El tiempo comprendido entre la fusión de las coronas de Castilla y Aragón hasta el fallecimiento del emperador Carlos está repleto de acontecimientos que nos explican ante el mundo: el final de la reconquista, la unidad religiosa, la Inquisición para garantizar esa unidad, la primera gramática castellana, la sucesión a la corona española, el descubrimiento de América, la separación protestante, los comuneros castellanos, las guerras imperiales en Europa, el peligro turco, la evangelización de un mundo nuevo, el concilio de Trento. Todo ello acontece en el espacio de un siglo.
América es punto y aparte. No se puede despachar el ingente esfuerzo en aquel inmenso territorio con simplicidad ramplona. Aquí, España entraba en su época dorada. Non plus ultra. El mundo era español. Se nos amaba y temía a un tiempo. La consciencia de nuestra identidad se esclarecía por momentos. El águila imperial llevaba la aureola sanjuanista. El yugo y las flechas no eran inventos joseantonianos. Nos definíamos ante la historia humana. Demasiada grandeza como para pasar desapercibidos.
Ahora nos dedicamos a otras cosas: el fútbol, el politiqueo, los culebrones, el ministerio de igualdad, las hipotecas suicidas, la falta de trabajo, la violencia de género, el laicismo estatal. Puede que el empacho de la España de ayer nos esté llevando al vómito generado por las náuseas de la envidia y de la impotencia. Y estos son nuestros hechos. Hechos que también decidirán ante la historia. Si después de todo esto aún quedaran nietos que sepan leer y escribir, juzgarán la diferencia entre la metafísica de antaño y la sórdida realidad de sus abuelos.

Alfonso Gil González

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