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miércoles, 6 de mayo de 2015

HISTORIA DE LA VIRGEN DE LAS MARAVILLAS


Historia de la Virgen de las Maravillas


   Ya en 1748 tenemos un primer esbozo de la historia maravillense, escrito por el propio Francisco Moreno Pastor, el fraile franciscano que encargara la espléndida imagen de la Patrona ceheginera, allá por 1721, cuando el citado religioso, morador de este convento, pensaba que, con tal imagen, se despertaría o avivaría la devoción del pueblo de Cehegín. 
   Y ya sabemos lo que pasó. Encarga al cartagenero Pedro Antonio Pereti, con quien se entrevista en la vecina Caravaca, que sea en Nápoles donde tan bella Imagen se cincele, obteniendo de éste una respuesta increíble: “Ofrezco a su paternidad traerla de Nápoles y colocarla en su colegio a mi costa, sin ponérseme delante su coste, aunque costase toda mi hacienda”.
   No tardó en correr la noticia de tan venturoso proyecto, desde las devotas cehegineras Isabel y Juana de Lara, y el comerciante Diego Martínez, hasta el caravaqueño Miguel Lozano, a la sazón muy enfermo que, estando ya con la sábana de mortaja, se despertó para decir a sus familiares de la Encarnación: “Aquella imagen a quien se me pidió me encomendara, se me ha aparecido con un niño en los brazos asegurándome la salud”. Y la describió tal cual, dos años más tarde, vino a Cehegín un 25 de julio de 1725. Por cierto, Año Santo en la Iglesia. Ese sería el primero de una serie ininterrumpida de prodigios atribuidos a esta excelsa patrona.
   La Imagen que, desde Nápoles, arribó en Cartagena, llega hasta Cehegín pasando por Lorca y los campos de Coy y Avilés, la Encarnación y Cañada de Lengua. Dicen las crónicas  de la época que el gentío que la acompañaba era, al tiempo, devoto y peligroso, pues todos la hubiesen querido retener, ya que a todos bendecía con sus maternales favores. Por fin, llegó a su destino, al paraje que llaman El Partidor, y, formándose una solemne Procesión, se paseó por las calles cehegineras, hasta su llegada al convento franciscano, donde se la recibió con cantos, lágrimas y oraciones.
   Algo más de un año estuvo la Virgen de las Maravillas en un altar particular, hasta que se pensó en la conveniencia de fabricarle un camarín. Casi cinco años se tardó en su construcción, resultando una obra suntuosa que corrió a expensas del pueblo devoto. De Murcia solían venir, por aquél entonces, a ver las fiestas de la Santísima Cruz de Caravaca, pero no regresaban a sus casas sin pasar a ver a la Virgen de las Maravillas en su camarín, cuyas paredes de vidrio fueron golpeadas por las ventanas, a causa de un huracán, sin que sufrieran daño alguno.
   Uno queda perplejo de las maravillas que, desde su venida, cuenta la gente que obró la Santísima Virgen. Una loca que recobra el juicio. Otra chiflada que desiste de tirarse por la ventana. Un bebé de Coy que recupera la posición normal de sus tripas con sólo invocarla, y ante cuarenta testigos que vienen descalzos a ver a la Virgen. Un ladrón que devuelve una lámpara de plata escondida en un azarbe. Hombres y mujeres que, arrepentidos con sólo mirar su bello rostro, hacen sinceras confesiones. En fin, que tenía razón el Padre Moreno. La Virgen de las Maravillas se encargaría de que el pueblo de Cehegín fuera uno de los más religiosos.
   Justo dos siglos más tarde, viene su solemne coronación canónica. 10 de septiembre de 1925.El notario Eugenio Pérez Peydró es requerido por el alcalde Antonio López Gómez para que testifique el fausto acontecimiento de la Coronación de la Virgen de las Maravillas. A las 6´15 de la mañana, se celebra solemne Eucaristía en la parroquia de Santa María Magdalena. A su término, una Procesión extraordinaria llega hasta el atrio del Convento. Asisten a tal acontecimiento: el obispo de Murcia, Vicente Alonso Salgado, delegado papal para la Coronación; el Marqués de Bondad Real, en representación de su Majestad el Rey Alfonso XIII; Fray Francisco María Cervera, arzobispo de Pompeiópolis; el Obispo de Jaén, Manuel Basalto Jiménez; el gobernador civil, Arturo Salgado Biempica; el Arcipreste de Caravaca; el delegado gubernativo del Distrito, Darío Amandi; el excelentísimo Ayuntamiento; el Comandante de la Guardia Civil; la Junta del Segundo Centenario y Coronación de la Ntra. Sra. de las Maravillas; el clero parroquial con su Párroco, Manuel Rodríguez Maymón; y la Comunidad de los Padres Franciscanos, presidida por el Provincial, Fray Juan Meseguer, por el Custodio Fray Juan Pagazaurtundúa y por el Guardían del Convento, Fray León Arana.
   Las coronas, de Madre e Hijo, adquiridas en los Talleres de Arte Granda de Madrid, son de oro y piedras preciosas. La de la Virgen tiene forma de corona imperial aureolada con cabecitas de ángeles y rayos que terminan en doce estrellas. Fue robada durante nuestra Guerra Civil. La del Niño tiene forma de aureola con el símbolo de las potencias. Tras el canto del “Regina Coeli loetare, alleluia”, es coronada la sin par Patrona. Toca la música, las campanas se echan al vuelo, se disparan cohetes, atruenan los aplausos y vivas, se entona el “Te Deum”. 
   Y se me acaba la tinta.

Alfonso Gil González
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