Homenaje al Dúo Piantur
Sí. Este es el pequeño homenaje de un chiflado de la música al Dúo Piantur, es decir, a Luis Giménez Corbalán y Antonio Agustín González Hidalgo, cehegineros ambos, músicos ambos, jóvenes ambos, y ambos instrumentistas, ambos profesores, ambos tocados por la musa del alma que la muestran perceptible a través de la bandurria o mandolina (Luis) y del piano o clave (Antonio Agustín).
De vez en cuando, en la historia de los pueblos, surgen talentos prodigiosos. Este es el caso del Dúo Piantur. En sus largos años de estudio y preparación, seguramente, no soñaban con que, un día de 2005, iban a coincidir en un proyecto común de única finalidad y doble objetivo: Aportar originalidad al muestrario musical, dando a conocer la música de plectro y piano, elevando el prestigio de dichos instrumentos a tal categoría que, hoy, distintas Universidades y Conservatorios del mundo los llaman a impartir lecciones magistrales.
La danza, la sonata, las baladas y habaneras, las romanzas y variaciones temáticas, las grandes y las pequeñas obras…, toda la riqueza musical se simplifica y engrandece, a un tiempo, cuando estos dos virtuosos fusionan cuerdas y teclas, y el oyente queda transportado al ámbito de lo etéreo, celestial y divino, donde sólo hay cabida para la contemplación y el éxtasis.
Mas hay algo en ellos de sublime humanidad. El uno, agradeciendo y reivindicando la memoria del maestro Medina, compañero, ciego y genial cual su homónimo Rodrigo; y, el otro, rememorando a un abuelo dulcífero que, tras perder toda memoria de lo humano, conservó hasta su final partida la prodigiosa memoria musical. Y, hasta en eso, el Dúo Piantur es lo suficientemente grande como para que todo homenaje, y en especial éste mío, se les quede pequeño.
