Desde mi celda doméstica
Buscando...
jueves, 7 de mayo de 2015

LA DÉCADA VIRIDIOSA


LA DÉCADA VIRIDIOSA


   Diez años cumple la Cofradía de la Pasión de Cristo, llamada “los verdes” en atención a su atuendo, y que, desde sus inicios, no pasó desapercibida entre las gentes cehegineras, sino que, muy al contrario, a la curiosidad y expectación del principio, se unió la disponibilidad y cooperación de un considerable número de personas, todas ellas con ansias de renovar nuestra Semana Santa y enriquecer su Junta Central con la presencia en la misma de una nueva Hermandad.
   Diez años cumple la Cofradía de la Pasión de Cristo, nacida para llenar un hueco hebdomadario, siendo el Martes Santo el señalado para mostrar aquellos “misterios” que, partiendo de la última Cena Pascual de Cristo con sus discípulos, manifestasen públicamente cómo el transcurso dramático de su Pasión y Muerte se desencadenaba a partir de la traición de uno de ellos, Judas Iscariote, con un beso que ha pasado al lenguaje popular como el referente de toda doble intención y conveniencia política.
   Diez años cumple la Cofradía de la Pasión de Cristo, vividos en plenitud a través de un abanico de posibilidades y responsabilidades, que nos suponen a todos una llamada de atención en nuestro diario vivir cofradiero. Y eso les honra. El plan de formación, la cuidada puesta en escena, el estímulo de los más pequeños a través de concursos artísticos y literarios, los viajes y las comidas de fraternidad, las galas benéficas, el compromiso social, los actos de culto… Todo ello, demostrando que, aunque muy joven aún, por ahí vale la pena caminar.
   Diez años cumple la Cofradía de la Pasión de Cristo, y todas las Cofradías se congratulan por ello. Inmersas, como están, en una tarea y compromiso no siempre agradecido, aunque siempre gratificante. La “verde” ha venido a ser, por cierto, la número diez, y, faltando dos para la plenitud bíblica que supone el 12, todas juntas prestan a Cehegín un multiservicio que, sin duda, redunda en su bienestar cívico, humano y religioso, sin caer jamás en los fanatismos tan propios de los pueblos y gentes sin cultura.
   Diez años cumple la Cofradía de la Pasión de Cristo, y ella me permite amablemente lo manifieste así en este su medio gráfico, en este pequeño arcón donde va guardando sus vivencias y recuerdos, ampliando así un archivo que le es, y nos es, tan necesario como útil. Me sirvo, pues, de esta amabilidad para añadir lo siguiente: Hemos de hallar nuestra identidad como cofrades, como hermanos, en un mundo y en un Cehegín cada vez más cosmopolitas. Las barreras, a pesar de que algunos torpes todavía las sostienen o levantan, no responden al sentir cristiano, que es el más humano de los sentires. Ni pueblos, ni razas, ni religiones amedrentan nuestras ansias de fraternidad, nuestras ganas de ser perfectamente hombres. Es, por eso, que, en estos días sacrosantos, mostramos a los demás al HOMBRE –Ecce Homo-. Y es, fijándonos en Él, como podemos aprender a serlo nosotros.
   En tal sentido, merece atención especial nuestra forma de procesionar. No me cansaré de recordar la seriedad, el respeto y el silencio con que hemos de hacer nuestra predicación, nuestra catequesis de los sentidos, que son las procesiones. Uniformidad en el vestir y en el calzado, elegancia en el porte, orden hasta el exceso y, sobre todo, fe en lo que hacemos. No daremos lo que no tengamos.
   Por último, las Cofradías tenemos una tremenda responsabilidad frente al mundo juvenil. Muchos de nuestros jóvenes, de los que salen en nuestros desfiles procesionales, están durante el año inmersos en un ámbito vacío de valores. Algo hay que hacer a través de las vocalías de juventud y de formación. Agudicemos el ingenio. Ellos no deben ser herederos de no se sabe qué, sino que deben mirar las Cofradías como espacios auténticos de fraternidad y espiritualidad: dos valores de los que carece nuestra sociedad en gran medida.
   Y termino reiterando mi felicitación a vuestra Cofradía de la Pasión de Cristo. Habéis hecho mucho en diez años. Os queda por hacer toda una vida. Una vida que os deseo larga y pletórica para honra vuestra, en primer lugar, y de nuestra Semana Santa. Para engrandecimiento de la Iglesia y de nuestro Cehegín. Ello equivale a decir “ad maiorem Dei gloriam”. Que así sea.



Alfonso Gil González

Compartir en :
 
Back to top!