Desde mi celda doméstica
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viernes, 8 de mayo de 2015

LA RELIGIÓN DE LO CONCRETO


La religión de lo concreto


   Dios no se encarna sólo en la materia humana, sino también lo hace dentro de sus coordenadas de espacio y de tiempo. Un espacio concreto: Palestina; un tiempo concreto: el que marca Lucas. Mateo, aunque dice “en aquel tiempo”, no se refiere al tiempo de maríacastaña, sino al que puede computarse en las coordenadas de la Historia: (Lc. 3, 1-6).
   Los judíos esperaban que viniera Elías a preparar los caminos del Mesías, pero para los evangelistas Elías era Juan el Bautista, hombre concreto, con un mensaje concreto: Preparad un camino al Señor, haced rectas sus sendas… y todo hombre verá la salvación de Dios. Y para que sea más creíble, Mateo describe la vestimenta de Juan de forma que  sus oyentes o lectores piensen en el Elías del II de los Reyes 1,8.
   Y más cosas concretas: Vino la palabra del Señor sobre Juan, hijo de Zacarías, cuando estaba en el desierto. Y fue por toda la región del Jordán…Juan es un profeta itinerante, desde el sur, por toda la margen del Jordán, iba predicando hacia el norte. Y predicaba un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. Lucas no lo llama “bautista”, porque resalta su misión profética. 
   Los tres sinópticos hacen esta cita de Isaías, pero Lucas amplía la salvación a toda carne, a todo hombre. El evangelista del hombre concreto y de todo hombre. 
   Y Juan viste como los penitentes. Acordaos de que los fariseos se gloriaban de ayunar dos días a la semana, y los nazaríes se abstenían de vino y de toda otra bebida alcohólica. Flavio Josefo  habla de un célebre asceta, bajo cuya dirección estuvo en su juventud, que habitaba en el desierto, se vestía de cortezas y hojas de árboles y se alimentaba de los frutos espontáneos de la tierra. También los esenios eran célebres por sus costumbres ascéticas. Pero nada de esto tiene valor para Lucas, pues Jesús vestía, vivía y comía como todos los demás hombres.
   Quedémonos con que Juan era un hombre concreto que había acogido la palabra de Dios y la dio a conocer a los demás. En esto era igual a su primo. En esto, ambos, se diferenciaron del personal judío, más pendiente de otros asuntos y temas que de la Voluntad de Dios.    
   Nosotros somos seres concretos que hemos recibido una herencia concreta, un tesoro concreto, un mensaje concreto, una misión concreta, un destino concreto. Por eso es el cristianismo tan peligroso: que se lo digan a Juan, que se lo digan a Cristo. A nosotros, lo más que nos han dicho es la Santa Misa.

Alfonso Gil González

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