Desde mi celda doméstica
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viernes, 18 de septiembre de 2015

FLORECILLAS ALFONSINAS (Capítulo Octogesimoprimo)



Capítulo LXXXI


2003

¡Gracias, Dios mío, por el nuevo año! Era el comienzo de su diario anual, correspondiente a 2003. Volvió a darle el agudo dolor de riñones y tuvo que recurrir a los calmantes recetados por el médico de Urgencias. Pero no le impidió escuchar el Concierto de Año Nuevo transmitido desde Viena por TVE. Pero el miedo a que le repitiera el cólico nefrítico le impidió de hacer de “Rey Melchor”.
Empezó a revisar los vídeos grabados desde hacía unos veinte años, en los que se hallaban verdaderas joyas del arte musical, y documentos de todo tipo. Por miles se cuentan las obras por él almacenadas, puesta su esperanza en  nosotros, sus hijos, o quienes quieran, puedan beneficiarse de su audiovisualización. 
El 8 de enero, va a Murcia, con mamá, para asistir, en el Teatro Romea, al Concierto que daría el Coro Discantus, en el que cantaba su hijo D. Bajo el epígrafe general de Voces de Federico García Lorca, interpretaron el “Romancero Gitano” y “Otras Canciones Populares Andaluzas”. Al finalizar la primera parte, se le nombró “presidente de honor” al alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara Botía. 
Volvería, al día siguiente, a la capital murciana y visitaría el pueblo de Librilla, para saludar al nuevo pregonero de la Semana Santa de Cehegín, Julio Romero, anterior cura de San Antonio, que se disponía a celebrar un funeral en la iglesia parroquial librillense. El desconocimiento del terreno le hizo ir por Fuente Librilla, de noche, por campos y sierras, en un marco propio de la España profunda. Con dicho sacerdote volvería a encontrarse al mes siguiente.
El 14, asistía, en la iglesia del Salvador, de Caravaca de la Cruz, al auto sacramental “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca. Se enmarcaba ese evento en la inauguración del Año Santo 2003 caravaqueño. Allí volvería, el 18, para el recital flamenco que dio El Lebrijano con textos del Evangelio y temas de Semana Santa. Todo bajo el lema “Lágrimas de cera”.
Como responsable de la Casa de Betania, anteriormente citada, hubo de ir, el 23, a hablar con la consejera de Trabajo y Política Social, Lourdes Méndez. Volvería a Murcia, el 25, para participar en el Pleno del Secretariado de Hermandes y Cofradías, que tuvo lugar en la Casa de Ejercicios de Guadalupe (Murcia), donde pasó la mañana y se quedó a comer.
Ya en febrero de 2003, asiste, en Bullas, al encuentro de las cofradías blancas, o sanjuanistas, de esa localidad y de Calasparra, en la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario. Presidió el obispo emérito de Murcia, Javier Azagra. El cierre de ese hermanamiento cofrade se produciría, luego, en Calasparra.
El 23 de febrero, en Caravaca de la Cruz, ganaba el Jubileo con las cofradías de la Región de Murcia. La Misa tuvo lugar en la explanada del santuario de la Vera Cruz. Los representantes de Cehegín comieron, luego, en el restaurante Castillo. Papá compartió mesa con el alcalde de Caravaca, con el Hermano Mayor de la Cruz, con el delegado de Hermandades y con el párroco del Salvador, Ramón Gómez. El Obispo no pudo quedarse a la comida.
Con motivo de mi viaje a Bilbao, ese mismo día, mi padre me puso esta nota:  S iento que no hayamos podido vernos. Espero que lleves cuidado en el viaje y en la estancia en Bilbao. Sé prudente. No dejes las medicinas o la tarjeta. Saludos a esa familia. ¡Hasta pronto! Y, cuando regreso de Caravaca, se encontró con esta mía: “Papá, no te preocupes. Ya nos veremos el domingo que viene, para celebrar tu cumple (aunque sea sábado, ¿vale?). Sabes bien cómo me comporto, porque me habéis educado vosotros. Además de que siempre me he defendido perfectamente. Seré prudente en mis actos, pero sobre todo en mi manera de hablar allí. Seguro que no hay ningún problema. Así que estad tranquilos. Cuídate la tensión moderando las comidas que tienes por tus reuniones. Un abrazo gordo (el abrazo, claro).”
Viaje relámpago a Hellín, para asistir a la Misa y entierro de la clarisa, sor Pilar, de 85 años. Leyó la monición de entrada.
Ya en casa, la preparación de la revista de Semana Santa y la de la inauguración de la nueva casa de Betania le lleva, prácticamente, a estar ocupado todo el día en ello.




Sexagenario y Betania

Estamos en marzo de 2003. Mi padre cumple sesenta años, y escribe: Me parece mentira, Señor, haberme traído hasta esta edad. Haz que mi tiempo sea vivido en lo eterno, guiado por tu Espíritu.
El 8 de enero, sábado, a las 11 de la mañana, en la Casa de la Cultura de Cehegín, hubo la recepción de autoridades y el acto académico de Inauguración de la nueva Casa de Betania. Hablaron el presidente de la Institución, es decir, mi padre, el teniente alcalde Rocamora, el director general de sanidad, la consejera de trabajo y política social y el obispo de la diócesis. Después, en la nueva Casa, se procedió a la inauguración y bendición de las instalaciones, y se dio un vino español, con posterior comida en el Bar Sol.
Al día siguiente, asistiría, en la iglesia de los franciscanos, a un nuevo Hermanamiento entre las cofradías sanjuanistas de Cehegín y de las Torres de Cotillas. Después, visitaría al padre Juan Antonio Díaz, que sería operado del corazón en La Arrixaca, pero que, ya en la UCI, le sobrevino un nuevo infarto y falleció, dejando consternados a cuantos le conocían y apreciaban. Traído a Cehegín, una treintena de sacerdotes concelebraría la Misa Funeral, siendo enterrado, posteriormente, en el cementerio de esta ciudad.
El 16, participaba mi padre Alfonso, en Archena, en los actos propios de su DIA DEL NAZARENO, con recepción en la Casa de la Cultura archenera, y comida en el restaurante El Palmeral. Por la tarde, se celebraría la Misa en la iglesia de San Juan Bautista, y la posterior Procesión, que presidió junto el presidente de aquel Cabildo y los protagonistas de los anteriores “días del nazareno”.
El mundo andaba revuelto por estas fechas, y el Presidente Bush, de los Estados Unidos de América, daba el ultimátum al dictador Sadam de Irak. Las gentes estaban pendientes de una guerra muy peligrosa para la humanidad, pues podía generar una espiral de violencia muy grave.
En Cehegín, el 29, se celebraba el Acto del Pregón de Semana Santa, a cargo del sacerdote Julio Romero, en la iglesia-ermita de La Soledad, con posterior cena en el Bar Sol. Al día siguiente, asistía, en la casa de la Cultura, a la presentación de la imagen restaurada de la Virgen de las Angustias. Acto al que asistió, también, el consejero de educación y cultura, con posterior comida en el restaurante La Muleta.
El 6 de abril, se celebraba en Cehegín el IV Encuentro Nacional de Bandas de tambores y cornetas. Papá asistió a la comida fraterna en el restaurante La Fama, y a la entrega de galardones. Él lo entregó a la Banda que había venido de Motril (Granada). Y, luego, en Calasparra, asistió a su Pregón de Semana Santa. Al día siguiente, iría con el Coro a Lorca, para cantar en la iglesia de San Cristóbal, invitados por el Paso Encarnado. El 11, Viernes de Dolores, preside el Acto de Presentación de la Cofradía de la Virgen de los Dolores. Y el 12, en Bullas, asiste a la Misa y Pregón de su Semana Santa, con posterior Cena de Hermandades. E igual hizo, el 13, Domingo de Ramos, en Caravaca, cuyo Pregón de Semana Santa daba Silvestre del Amor.
Betania y la Semana Santa ocupaban el mayor tiempo de papá en estos días especiales. Su hijo mayor  había dejado su duro trabajo en el mármol y había encontrado de lo  suyo –protésico dental- en la pedanía de Los Dolores de Murcia. Nuestro padre le acompañó a todo, incluso a retirar de Murcia el coche MG que se había comprado para ir a su nuevo trabajo.

En alabanza de Cristo. Amén.

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