Desde mi celda doméstica
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martes, 22 de septiembre de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (118)


La vuelta del hijo pródigo


Sin duda, es la más bella parábola del Evangelio. Es imposible leerla o escucharla sin que la emoción no nos embargue. Y la razón es simple: en ese “hijo pródigo” nos vemos reflejados la mayoría de los mortales.
Otros, sin embargo, deberían verse reflejados en el hijo “bueno” que queda en casa con el Padre, que parece serle fiel, pero que no acepta que la vuelta del hermano perdido o muerto sea tan importante y tan celebrada en su propia casa.
Pero, en realidad, lo que el Evangelio describe es el amor misericordioso de Dios, única garantía de nuestro presente y de nuestro futuro.

Alfonso Gil González
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