Desde mi celda doméstica
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viernes, 19 de agosto de 2016

ESPIRITUALIDAD... 15

Las ilusiones del Ego

Segunda Parte

(continuación)
- Nos cuesta entender eso de que "el Reino de Dios está dentro de vosotros mismos". Ello se debe a que no es comprensible para el ego, que distingue entre "afuera" y "adentro". Esa frase evangélica quiere decir: Vosotros, cada uno, sois el Reino de Dios. Pero al ego eso no le interesa, porque él surgió como resultado de la "separación", y la continuidad de su existencia depende de que cada uno crea en esa "separación".
- Si te identificas con el ego, no puedes creer que Dios te ame.
- Ninguna fuerza, excepto tu propia voluntad, es lo suficientemente fuerte para poder guiarte, o digna como para poder guiarte. En esto eres tan libre como Dios, y así será eternamente. No debes anteponer otros dioses a Él, porque no hay otros dioses.
- Examina detenidamente qué es lo que pides. En tu propia mente, aunque negada por el ego, se encuentra la declaración que te hace libre: Dios te ha dado todo. El Espíritu Santo sabe que lo "tienes" todo y que, por eso, lo "eres" todo.
- Si no puedes oír la voz de Dios, es porque estás eligiendo no escucharla. Pero que SÍ escuchas la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento.
- Tu mente y la de Dios son una. Negar esto y pensar de otra manera ha conservado intacto a nuestro ego, al tiempo que ha dividido nuestra mente. Cuando sientas ansiedad, date cuenta de que la ansiedad procede de los caprichos del ego.
- Cuando te sientas culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las leyes de Dios, pero tu verdadero ser no. Si te sigues sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando de tu vida, ya que sólo el ego puede experimentar culpabilidad.
- Al ego se le debe llevar a juicio y allí declararlo inexistente. Sin tu lealtad, protección y amor, el ego no puede existir. Nuestro ego no puede impedir que Dios resplandezca sobre nosotros, pero sí impide que resplandezca a través de nosotros.
- Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego.

(continuará)
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