Marta y María
Según el evangelio lucano, Marta y María eran dos hermanas, amigas del Señor, a quien recibieron en su casa un día. Marta era hacendosa, preocupada por obsequiarle como merecía. María, en cambio, le obsequiaba escuchando sus palabras. Ante la recriminación de Marta contra su hermana, el Señor salió en defensa de ésta diciéndole que María había escogido lo mejor.
En el evangelio de Juan, ambas hermanas vuelven a salir con motivo de la enfermedad y muerte de su común hermano Lázaro. Los tres vivían en Betania. Las hermanas habían enviado aviso a Jesús de que su amigo Lázaro estaba enfermo. Cuando llega a casa, ya estaba enterrado. La gente había acudido a dar el pésame a Marta y María. Mientras ésta permanece en casa, Marta sale al encuentro de Jesús y le dice que si hubiera llegado a tiempo, su hermano no hubiera muerto, pero que aún podría salvarlo. Marta fue a decirle a María que el Maestro había preguntado por ella. Se levantó María y fue corriendo a ver a Jesús, a quien le dijo lo mismo que su hermana Marta. Y lloró Jesús. Fueron los tres al sepulcro de Lázaro. Marta le advirtió que su hermano ya estaba cuatro días muerto, y olía. Pero Jesús le contestó que, si creía, vería la gloria de Dios. Y Jesús mandó a Lázaro salir del sepulcro. Lo que hizo éste al instante, y muchos judíos creyeron en Él.
Alfonso Gil González