La mentira
Continuamos escuchando a san Doroteo de Gaza.
- Hace falta mucha vigilancia para no dejarse sorprender por la mentira. Pues ningún mentiroso está unido a Dios; la mentira es extraña a Dios. Si queremos realmente ser salvados, debemos amar la verdad con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro ardor, cuidándonos de toda mentira, para no ser separados de la verdad y de la vida.
- Hay tres formas diferentes de mentir: con el pensamiento, con la palabra o con la vida misma. Miente con el pensamiento aquel que acepta las sospechas. El que miente con el pensamiento no se basa en la verdad, sino en conjeturas. De ahí salen las curiosidades indiscretas, las murmuraciones, el hábito de estar a la escucha, de discutir, de juzgar.
- Nunca te fíes de tus sospechas, porque una regla torcida tuerce incluso lo que es derecho. Son tan perjudiciales que a la larga nos llegan a persuadir y a hacernos creer como evidentes cosas que ni existen ni existieron nunca. No hay cosa más dañina que la sospecha.
- No hay nada que aleje tanto al hombre de la preocupación por sus propios pecados, haciendo que se ocupe constantemente de aquello que no le incumbe. La sospecha está llena de malicia y no deja el alma en paz. Y esto es mentir con el pensamiento.
- Todo pecado tiene su origen en el amor al placer, en el amor al dinero o en la vanagloria. La mentira proviene igualmente de esas tres pasiones.
- Miente con su vida el libertino que se precia de casto; el avaro que habla de limosnas y elogia la caridad, o también el orgulloso que admira la humildad. Ninguna maldad, ninguna herejía, ni el mismo diablo podrá engañar si no es simulando virtud.
Alfonso Gil