Caifás
Según Flavio Josefo (Antiquitates, XVIII, IV, 3), Caifás fue nombrado sumo sacerdote de los judíos por el procurador romano Valerio Grato, el predecesor de Poncio Pilato, alrededor del año 18 d.C. (Ant. XVIII, II, 2), y removido del puesto por el procurador Vitelio, poco después que éste se hizo cargo de los asuntos de Palestina, 36 d.C. (Ant., XVIII, IV, 3). Durante este período el famoso Anás, suegro de Caifás (Juan18,13), quien había sido sumo sacerdote de 6 a 15 d.C., continuó ejerciendo una influencia controladora sobre los asuntos judíos, como hacía cuando sus propios hijos ocupaban la posición. Esto explica la bastante misteriosa expresión de Lc. 3,2, epi archiereos Anna kai Kaiapha (durante el sumo sacerdocio de Anás y Caifás; cf. Hch. 4,6). Ciertamente Caifás era el único sumo sacerdote oficial en el tiempo a que se refiere San Lucas, al comienzo de la vida pública de Jesucristo; pero Anás todavía tenía su título anterior y una buena parte de su autoridad anterior. El rol que se le asigna en el juicio de Cristo en Juan 18 señala a la misma influencia continua. En las medidas tomadas por las autoridades judías para deshacerse de Jesús, Caifás ciertamente tuvo la parte más deshonrosa.
Luego de la resurrección de Lázaro, los sacerdotes y fariseos sostuvieron un concilio para determinar que se haría en vista de los signos manifiestos del profeta de Nazaret y para considerar los daños resultantes para el país. Las palabras de Caifás, sumo sacerdote para ese año, aparecen en San Juan: “Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno sólo por el pueblo y no perezca toda la nación.” (Jn. 11,49-50). Muestran un desprecio por los demás, y una determinación de deshacerse de este hombre que les desagradaba, sin considerar la justicia de su causa. Pero mientras vemos en la declaración de Caifás la manifestación de sentimientos muy indignos, San Juan nos advierte que eran proféticos. El sumo sacerdote expresó de modo impactante el significado de los sufrimientos del Hombre-Dios (Juan 11,51-52), aunque él no se percatara del significado pleno de estas misteriosas palabras. Al resolver el asunto de la muerte de Jesús, se usaron los medios más inescrupulosos para realizarla, y Caifás es mayormente el culpable. La reunión pactada por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, “para prender a Jesús con engaño” se realizó en la casa de Caifás (Mt. 26,3-5). La colina al sur de Jerusalén donde dice la tradición que estaba esta casa es llamada la “Colina del Mal Consejo”. Como sumo sacerdote, Caifás era el líder oficial del Sanedrín y por lo tanto responsable por la parodia del juicio a que las autoridades judías sometieron a Cristo, antes de entregarlo a Pilato y de agitar a la gente para que pidieran su muerte.
Luego de la muerte de Jesús, Caifás continuó persiguiendo a sus seguidores. Cuando San Pedro y San Juan fueron traídos ante el consejo después de la cura del cojo en la Puerta Hermosa del Templo(Hechos 4,6 ss), Caifás era todavía sumo sacerdote, pues fue removido en el año 36 ó 37 d.C. Podemos decir con casi igual certeza que él era el sumo sacerdote ante quien compareció San Esteban (Hch. 7,1), y que fue de él que Saulo obtuvo cartas autorizándolo a traer a Jerusalén los cristianos de Damasco (Hch. 9,1-2). En un tiempo cuando los sumos sacerdotes eran nombrados y removidos por los oficiales de Roma, y cuando la principal cualidad requerida parece haber sido el servilismo, no hay que extrañar que Caifás gozara de su favor por tanto tiempo. Josefo menciona su reinado en conexión con una serie de actos de Vitelio que le eran agradables a los judíos. No se nos dice qué fue de él luego de su deposición.
Fuente: Reilly, Wendell. "Joseph Caiphas." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/03143b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina
Revisión textual y foto selecta: Alfonso Gil