Funeral de Estado
En mis viejos papeles de principios del siglo XXI, tengo reseñados el Funeral y entierro de Doña Mercedes, madre del rey de España, Juan Carlos I. El funeral se celebró en la Capilla del Palacio Real de Madrid, con representación del Gobierno de José María Aznar, nobleza, presidentes autonómicos, casas reales de Europa, el príncipe Felipe y, lógicamente, los Reyes de España. Cantó el Funeral un coro de monjitas, en español. Presidió la celebración el Arzobispo General castrense, José Manuel Estepa. Fue una ceremonia sencilla, emitida por Televisión Española.
Inmediatamente después, el féretro fue trasladado al Patio de la Armería, desde donde salió hacia el Monasterio de El Escorial. Miles de madrileños le mostraron su amor y gratitud a una de las mujeres más queridas y sencillas de la nobleza. Tras recibir el pésame la familia real, se rindieron honores de Reina a la Condesa de Barcelona fallecida, mientras las campanas de la catedral de la Almudena tañían lúgubres, se disparaban los 21 cañonazos de rigor y sonaba el Himno Nacional.
En los exteriores del Palacio, un inmenso gentío en silencio, amén de una voz femenina que gritó: ¡Viva la Reina! Imágenes todas sobrecogedoras y emotivas. Soldados de los tres Ejércitos daban escolta en todo el recorrido. Toda la Prensa se hizo eco de tan luctuoso acontecimiento, resaltando la singular figura de quien, tocándole ser reina, supo vivir su vida de anonimato y servicio humilde a la nación española.
El cortejo fúnebre, solemne, acompañado por la música del Regimiento Inmemorial del Rey n. 1, interpretando una Marcha de Pasión del teniente coronel Abel Moreno. Cortejo que iría hasta la puerta principal del Palacio Real. Allí, el féretro fue descendido del armón y depositado en un coche fúnebre para ser trasladado a El Escorial desde la calle Bailén de Madrid. En sendos automóviles subieron los Reyes y el Príncipe Felipe. El resto de la familia real y demás comitiva lo hacían en autobús fletado al efecto, que los llevaría al panteón de los reyes. Los vehículos, escoltados por la guardia real, motorizada,. Un helicóptero ofrecía imágenes aéreas del último viaje de Doña Mercedes.
Diversos personajes participaron en un coloquio televisivo sobre la personalidad y vida de la ilustre Dama, mostrando la TVE diversas fotografías de la misma. Era los primeros días de enero del año 2000.
En la explanada del monasterio escurialense, cientos de personas acogieron la llegada del real féretro. Toda la Comunidad de Agustinos, unos 50, acompañaron la procesión de entierro hasta el interior de la Basílica, donde tres religiosos de esa Orden recitaron el responso previo a la inhumación del cadáver de Doña María de las Mercedes, muerta a los 89 años, cuando pasaba unos días de descanso en la isla canaria de Lanzarote. 25 años estará el cadáver en la antecámara del Panteón de los Reyes, después de los cuales pasará a ocupar uno de los sarcófagos del real Panteón. Televisión Española y otras cadenas televisivas dieron una emisión detallada, ilustrándola con imágenes y reportajes de un indiscutible valor histórico.
Alfonso Gil