Memoria obligada
Me doy cuenta que, entre mi archivo audiovisual, tengo un documento muy útil para estos 80 años de la tragedia más grande por la que pasaron nuestros mayores: la guerra civil del 36. La TV acababa de emitir, hace años, un documental titulado “¿Por qué perdimos la guerra?”, en el que intervinieron Claudio Sánchez Albornoz, Fray Bonifacio Ataún, Julián Gorkin, Diego Abad de Santillán, Iñaqui de Azpiazu, Joseph Tarradellas, Manuel de Irujo, Valentín González “el Campesino”, Vicente Guarner, Eduardo de Guzmán, José Prat, Rafael Alberti, Juan Manuel Molina, Antony María Sbert, José García Prados, Víctor Alba, Fernando Collado y Eduardo Val.
En todos los conflictos españoles hubo vencedores, pero un solo vencido: el pueblo español. Un pueblo católico, pero profundamente anticlerical.
Se veía la España de ayer: agrícola, pobre, proletaria. El inicio de la República. El abandono de Alfonso XIII. El problema agrario. Casas Viejas. Asturias. El Nacionalsocialismo. El Fascismo. El Anarquismo. El Socialismo. El Frente Popular. El complot militar. El Alzamiento. La reacción republicana: el Coronel Escobar. Triunfo popular en Cataluña. En Madrid, el Cuartel de la Montaña. Toledo y su Alcázar. España dividida en dos. Movilización general en ambos bandos. Durruti. “El romancero libertario”. Las Brigadas Internacionales, a pesar de la “no intervención”. Rusia. CNT, FAI, UGT… Los bombardeos. La huída de los pueblos. El exilio. FRANCO. El oro a Moscú. Los niños de la guerra. La defensa de Madrid. La marcha del Gobierno. La Junta de Defensa: “No pasarán”. El cerco a Madrid. La caída de Málaga. La represión. La derrota italiana en Guadalajara. Comunismo y Anarquismo, en contra. Miaja. Guernica: Bombas pesadas, ametrallamiento callejero, bombas incendiarias.
La Cruzada. La ayuda de Italia y Alemania. El exterminio del POUM. La batalla del Ebro. Un mes después, la ofensiva de Cataluña. La derrota definitiva. La victoria de Franco y del Nacionacatolicismo. El inútil escape por Alicante. Medio millón de españoles marcharon al extranjero. Los vencidos pagaron con su vida, con la cárcel o con el silencio.
¡Que no vuelva a repetirse jamás!
Alfonso Gil