Los falsos profetas
La pericopa sobre los falsos profetas la tenemos en el capítulo 7, 15-20 del evangelio de san Mateo y en el capítulo 6, 43-45 del evangelio de san Lucas.
Nos escribe Mateo, poniendo en boca de Jesús, que debemos llevad cuidado con los falsos profetas, que se presentan vestidos de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. ¿Cómo distinguir los verdaderos de los falsos? Pues por sus obras. No se colectan las uvas de los pinchos ni los higos de las zarzas. Porque si todo árbol bueno produce frutos sanos, todo árbol malo los produce malos. Es más, el árbol que no da buenos frutos será cortado y arrojado al fuego como leña. De manera que a los profetas se les conoce igualmente por sus obras.
Lucas remarca que los árboles son conocidos por sus frutos. Y saca la conclusión que el hombre bueno saca lo bueno de la bondad de su corazón, que es su tesoro, y el malo, en consecuencia, saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca. Y concluye con esta pregunta: ¿Cómo se le puede decir al Señor "Señor", si no se hace lo que el Señor le pide?
Alfonso Gil