A una persona agobiada
nunca la consideres prudente.
¿Cómo comprender a cada uno,
si uno mismo no se comprende?
¿Cómo sabremos la meta
si no intentamos llegar?
Cuando teme a otro
es que le cede su propio poder.
El mal y el bien
no están sujetos a medida.
El mundo va como va
porque prefiere el ruido al silencio.
Haz siempre lo que
nadie pueda hacer por ti.
¿Quién soportaría ver
toda la película de su vida?
Si actuáramos como mejor pensamos,
la santidad nos acompañaría.
Un rico lo es tal
cuando general envidia o desprecio.
Alfonso Gil González