Mensaje de alegría
La prueba humana tiene un sentido. No se encamina a destruir la vida; puede servir, a quien la acepta, para hacerla más intensa y más perfecta.
Por el sacrificio a la gloria; por la abnegación a la fecundidad; por la renuncia al amor; por el amor a la vida.
Nuestras timideces nos paralizan, nuestros egoísmos nos disminuyen.
Nuestros sueños son mezquinos; les falta ambición; no tienen por venir. Los limitamos a satisfacciones pasajeras, a gozos efímeros.
No vivimos por el temor de morir.
Nos apreciamos porque tenemos miedo a las renuncias necesarias.
No comprendemos la belleza de los riesgos.
En cada uno de nosotros están los rasgos de una estatua divina, el fermento que transforma una vida.
El Salvador no conoce hombres acabados, sino hombres siempre haciéndose.
Cardenal Saliege
Murió en 1956.