Dios contigo
Quien conoce la verdad, ése conoce esta luz, y quien la conoce, conoce la eternidad. Conócela la caridad.
¡Tarde os amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde os amé!
Y he aquí que estabais Vos dentro de mí, y yo fuera, y fuera os buscaba yo y sobre esas hermosuras que Vos creasteis me arrojaba deforme.
Lejos de Vos me tenían aquellas cosas, que si no estuviesen en Vos, no tendrían ser.
Clamasteis y disteis voces, y rompisteis mi sordera; relampagueasteis, resplandecisteis y ahuyentasteis mi ceguera; exhalasteis fragancia, la respiré y anhelo por Vos; gusté de Vos y tengo hambre y tengo sed; me tocasteis y me abrasé en deseo de vuestra paz.
San Agustín, obispo de Hipona
354-430