El critiqueo está en razón directa
de la imperfección del criticante.
En verdad, ser cristiano
es lo máximo posible.
Es una pena que el dios de los filósofos
no sea el Dios de la revelación.
He aprendido a aceptar,
pero no a resignarme.
La ingratitud es la moneda
que acuña la vileza.
No deja de ser curioso que con el progreso
vaya aparejada la amenaza de destruirnos.
No le pidas a un glotón que no eructe.
No somos libres por hacer lo que nos da la gana.
Alfonso Gil González