Sabiduría desafiante
Para ser sabio, hay que ser un poco loco.
¿No tenía san Francisco un algo de locura?
Santa Clara no estaba menos loca que él.
Les basta que Dios sea lo que es para que su vida tenga sentido, tenga plenitud y la alegría de una vida ofrecida completamente.
Nosotros tenemos necesidad de Dios, necesidad de él para ser nosotros mismos, para mantener nuestras vidas en la generosidad que las convertirá en verdaderas vidas humanas.
Él es aquí abajo la gran riqueza, tan grande que vale la pena pagarla alegremente con una pobreza integral.
Nosotros estamos muy a menudo absorbidos por nuestras ocupaciones materiales, sin tiempo para tener un alma; estamos demasiado ocupados con la acción para preocuparnos de otra cosa que no sea su rendimiento: vivimos olvidados de Dios.
Roberto Guelluy
Teólogo del siglo XX