Todo en la vida tiene un comienzo.
Cuando se trata de obras grandes o bellas, el inicio de las mismas es como un pórtico que nos adentra en su grandeza o en su belleza.
A veces, ese pórtico es simplemente la inspiración misma. Otras, el resumen adelantado en píldoras.
Me refiero, sin duda, a las obras musicales, a las grandes composiciones, a las inspiradas muestras del arte más sublime y etéreo. De ahí que les llame "pórticos de gloria".
Os voy a poner como primer ejemplo una obra del Padre Antonio Soler, uno de nuestros músicos clásicos más importantes.
Se trata de su SONATA PARA PIANO N. 8. Me dejó impresionado su primer movimiento, que os ofrezco. Vosotros escuchar la sonata íntegramente, si tenéis ocasión Yo me conformo con estos casi 8 minutos de gloria.
Me iré haciendo a la idea de lo que es el Cielo.