El pecado oscurece la mente
y corrompe la voluntad.
En cualquier aspecto de la vida
la muerte consiste en no crecer.
Es curioso que la estupidez humana
prefiera el acaso a Dios.
La alegría de encontrarnos con Quien nos creó
no quedará mermada por nuestra torpeza.
La boca es el altavoz del cerebro y del corazón.
A veces, por eso, emite disonancias.
La duda es la premisa del saber.
Las masas a las que se les priva de religión
mueren de embrutecimiento.
La verdad no necesita florituras.
Lo falso conduce a lo falso.
Mente que no ama y corazón que no piensa
vienen a ser lo mismo.
No es la incredulidad el estado natural del razón.
¿Puede el no ser
dar el paso al sí ser?
Tan cierta es nuestra existencia
cual lo es nuestra libertad.
Tan malo como ignorar
es prejuzgar.
Alfonso Gil González