Ser cristiano
Nos toca hablar con Julio Lois Fernández sobre el significado de ser cristiano, aparentemente tan claro. Algo así como decir que ser cristiano es ser seguidor de Cristo. Pero nos ofrece algunas consideraciones al respecto:
1- El seguimiento reclama la "unión con Jesús", traducida en comunión con su vida y su causa, sus actitudes fundamentales y su destino. Y eso siempre lleva consigo "envío" y "misión".
2- Una segunda consideración es que la verdad de nuestra afirmación dogmática de que "Jesús es el Señor" se verifica últimamente en la praxis del seguimiento real de Jesús. Cuando el seguimiento se presenta como exclusividad de unos pocos privilegiados, el cristianismo se prostituye por "abaratamiento".
3- Una tercera consideración es que sin el Espíritu que está presente en la historia y suscita siempre nuevas respuestas, el seguimiento puede degenerar en mimetismo servil anacrónico. Es necesario, por tanto, unir el Jesús histórico con la historia que desencadena su Espíritu.
Por lo mismo, podemos deducir algunas características del seguimiento de Jesús, para no quedarnos en pura arbitrariedad:
- La "radicalidad" es propia del seguimiento de Jesús.
- El seguimiento de Jesús hay que realizarlo desde abajo, es decir, desde la encarnación que nos permite ser beligerantemente solidarios con la causa de los pobres.
- Lo anterior supone la dimensión política de lucha por la justicia, que tiene la praxis del amor cristiano, y la dimensión de "fidelidad perseverante" que reclama el seguimiento incluso cuando se confronta con el fracaso. Eso se llama "ESPERANZA".
- La dimensión "contemplativa" del seguimiento supone participar en la experiencia fontal y originaria de Jesús en su relación íntima con el Dios-Abba. Así como es desde la praxis desde donde se debe teorizar, es igualmente desde la praxis desde donde se debe contemplar.
4- El seguimiento fiel proporciona una mirada más penetrante y un oído más atento para escuchar la voz de Dios, como proceso inacabado que nos mantiene en permanente búsqueda. Y esto nos lleva a dos reflexiones, una cristológica y otra eclesiológica.
-Toda cristología elaborada desde el seguimiento concede importancia decisiva al Jesús de la historia, centrándose en la lectura histórica y teológica de las actitudes fundamentales que han configurado la persona de Jesús de Nazaret, apareciendo la cruz como resultado histórico de la praxis de amor conflictiva y liberadora de Jesús, y mostrándose la resurrección como ratificación divina del camino por Él recorrido.
- Desde el seguimiento se hablará de la Iglesia como una "comunidad de seguidores de Jesús en continuidad histórica con Él", que se entiende a sí misma y se realiza como tal en el servicio al Reino. La Iglesia no es el Reino; está a su servicio. Por lo mismo, la Iglesia lucha por los pobres y debe potenciar aquellas comunidades que se mueven con espíritu profético, libre de miedos y prudencias bastardas, capaz de ejercer con su vida entera una funcionalidad liberadora en la sociedad.
Alfonso Gil González