Desde mi celda doméstica
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martes, 7 de junio de 2016

ESPIRITUALIDAD... 3

Catecismo de San Pacomio


Dice san Jerónimo que Pacomio era un hombre de Dios, que fundó la vida cenobítica en sus orígenes.
1- Hijo mío, escucha y sé sabio. Sé obediente a Dios como Abraham. Recibe aquel ejemplo de bondad de Isaac. Recibe asimismo el ejemplo de la humildad de Jacob. Recibe aquel ejemplo de la sabiduría de José y su sumisión. Imita la vida de los santos y practica sus virtudes.
2- Si un pensamiento te oprime, no te desalientes y sopórtalo con valor. Los caminos de Dios son la humildad de corazón y la bondad.
3- Vigila, sé sobrio, para conocer a aquellos que tienden trampas contra ti. No seas negligente, no concedas el sueño a tus ojos, ni reposo a tus párpados, para que puedas escapar de las trampas como una gacela.
4- No condenes a ningún hombre. En cuanto el hombre ha adquirido la humildad, se juzga solo a sí mismo, diciendo: "Mis pecados sobrepasan los de los demás". No juzgues a nadie, no condenes a nadie.
5- No es ciertamente prodigalidad dar pan en tiempo de abundancia, y no es pobreza estar desalentado en la indigencia.
6- Si pones a Dios como tu esperanza, Él será tu auxilio en la hora de la angustia. Sólo humíllate en todo, contrólate en el hablar, incluso si has comprendido todas las cosas. Si conocieras el honor que resulta de las pruebas, no rezarías para ser liberado, porque es bueno para ti orar, llorar, suspirar, antes que relajar tu corazón y caer prisionero. Tal vez eres un poco negligente, pero tus enemigos no acostumbran a dormir, ni son negligentes en tenderte trampas noche y día.
7- Huye de la concupiscencia, porque entenebrece la mente y no permite conocer el misterio de Dios; te hace extraño al lenguaje del Espíritu; te impide llevar la cruz de Cristo, y no deja que tu corazón esté sobrio para alabar a Dios. Cuídate de los apetitos del vientre, que te hacen ajeno a los bienes del paraíso. Cuídate de la impureza, ella provoca la ira de Dios y de sus ángeles.
8- Cuídate del orgullo, porque es el principio de todo mal. El comienzo del orgullo es alejarse de Dios y lo que le sigue es el endurecimiento del corazón. Persevera en la humildad y habitarás en la gloria que Dios te ha dado. Vigila sobre ti.
9- Sé misericordioso en todas las cosas. No ores ostensiblemente como aquellos hipócritas. Si te aguijonea una pasión, vela sobre ti, ten un corazón de león, un corazón valiente, y combate las pasiones. Si eres pusilánime, te haces extraño  a la ley de Dios; la pusilanimidad te colma de pretextos para ceder a la pereza, a la incredulidad y a la negligencia, hasta que perezcas. Ten un corazón de león, grita también tú: "¿Quién nos separará del amor de Dios?". Y di: "Aunque mi hombre exterior se desmorone, el interior se renueva día a día".
10- Si habitas en el desierto, lucha con oraciones, ayunos y mortificaciones. Si vives en medio de los hombres, sé prudente como las serpientes y sencillo como las palomas. Si alguien te maldice, sopórtalo de buen ánimo. Tú no maldigas la imagen de Dios. Y si te alaban, no te alegres.
11- Huye de las comodidades de este mundo, para estar en la alegría del mundo futuro. Odia la vanagloria. La vanagloria es el arma del diablo.
12- Adquiere la inocencia, sé como esas ovejas inocentes que, si se les quita la lana, no dicen ni una palabra. No vayas de un lugar a otro diciendo: "Aquí o allá encontraré a Dios". En todo lugar está Dios; búscalo con todas tus fuerzas.
13- Ni el sufrimiento ni la prueba impedirán a los santos alcanzar al Señor. Refúgiate a los pies de Cristo. Si amas el sufrimiento de los santos, ellos serán tus amigos e intercesores ante Dios y Él te concederá todas tus justas peticiones, pues has llevado tu cruz y has seguido a tu Señor.
14- No busques un puesto de honor entre los hombres, para que Dios te proteja contra las tempestades que tú no conoces. No seas altanero frente a la imagen de Dios. Vigila sobre tu juventud para que puedas velar sobre tu ancianidad.
15- Vigila con toda solicitud tu cuerpo y tu corazón. Busca la paz y la pureza, que están unidas entre sí, y verás a Dios. No tengas disputas con nadie, porque quien está en alguna pelea con su hermano, es enemigo de Dios, y quien está en paz con su hermano está en paz con Dios. Incluso si estás libre de pecado, pero eres enemigo de tu hermano, te haces extraño a Dios.
16- Nos hemos revestido de Cristo, bueno y amigo de los hombres. No nos despojemos de Cristo a causa de nuestras malas obras. Nos hemos prometido a nosotros mismos ser discípulos de Cristo. Hemos sido constituidos luz del mundo; que nadie se escandalice por causa nuestra.
17- Hay alegría plena cuando no se entristece al Espíritu Santo y no está atontada la voluntad.
18- La humildad es el baluarte de las virtudes, el tesoro de las obras, la armadura de la salvación, el remedio para toda herida.
19- Ya no hay un padre que enseñe a sus hijos, no hay un hijo que obedezca a su padre. Han desaparecido las vírgenes rectas. Los santos padres han muerto doquiera. Han desaparecido madres y viudas.
20- No pierdas ni siquiera un día de tu existencia, conoce qué cosa le das a Dios cada día. Examina lo que te ocurre cada día, para saber si estás en el número de los santos o en el de aquellos que los combaten. Sé amigo de un hombre de Dios, que tenga la ley de Dios en su corazón.

Alfonso Gil González
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