El fin del mundo
El agustino Antonio Salas es un biblista mallorquín de primera línea. Entre las muchas obras publicadas, una expresamente escatológica con idéntico título. Antes de iluminar el tema desde las religiones reveladas, nos dice que el hombre puede hacer cábalas o suposiciones sobre el final del mundo, pero sin lograr jamás un conocimiento preciso del tema. El cristianismo ancla su fe en la visión bíblica de Dios, cuya humanización queda plasmada en Jesús de Nazaret. Pero jamás será válido cimentar una hipótesis sobre textos bíblicos aislados. Sólo situándolos en su propio marco contextual se evitará la manipulación del dato revelado, que algunos sectores presuntamente cristianos realizan con la mayor naturalidad.
- Veamos, padre, la fuente judía.
- Los testimonios más arcaicos atestiguan que el pueblo hebreo se preocupó ante todo por fijar su identidad socio-religiosa. Así es como el pueblo elegido se vio forzado a hurgar en su horizonte escatológico. Más que interesarse por el fin de un mundo que desconocía, le inquietaba su propio destino. Se aferró a la idea de que Yahvé jamás le abandonaría. Amós fue el primer profeta en lanzar una mirada hacia ese futuro escatológico esbozando una hermosa descripción sobre "el día de Yahvé"". Los profetas, para mejor definir ese horizonte, esbozan una teología del "resto de Israel" con que queda garantizada la subsistencia de aquellos en quien Dios cumplirá todas sus promesas. Es precisamente en el exilio, cuando Ezequiel y el Deuteoisaías fraguan una sana teología de la esperanza sobre la restauración liberadora. y Daniel ya llega a intuir la posibilidad de una vida ultraterrena, conseguida en virtud de la resurrección final. El profeta Joel es quien más se adentra en la perspectiva del "día del Señor". Al describir las conmociones del cielo y la tierra, evoca un tema común en la literatura profética. Mas el judaísmo tardío jamás asoció ese final con la desintegración cósmica.
- Es claro, pero ¿y el pensamiento cristiano?
- Aquel "día de Yahvé" que tanto inquietara al profetismo se había realizado de algún modo al resucitar Jesús. Un mundo nuevo donde sólo regirán criterios de paz y felicidad. Faltan datos para fijar los orígenes de la escatología cristiana. El apóstol Pablo no está interesado en describir el fin del mundo. Al incorporarse al cristianismo el mundo pagano, se llegó a la convicción de que el "día de Jesús", que suplanta al "día de Yahvé", no estaba tan cercano como en un principio se pensara. Los cristianos se sabían inmersos en el "kairos", es decir, en los tiempos de plenitud. Quienes abandonaban el mundo empecatado sólo podían introducirse en un "eón" nuevo inspirado en criterios de vida plena. Y eso puede lograrse ya en el "más acá". De ahí que el Apocalipsis intente mostrar que cuantos se adhieren vivencialmente a Cristo comparten ya esa perspectiva de plenitud que la literatura apocalíptica asocia con el fin del mundo. Esta perspectiva desplazó el interés por el fin cronológico del mundo hacia un plano existencial, donde cada creyente se sabía invitado a "cristificarse": vivir, morir y resucitar con Cristo.
- En este sentido, ¿cuál es el campo de la teología actual?
- Partiendo del supuesto que Cristo es el fin de la creación, cimenta sus reflexiones escatológicas sobre postulados cristológicos. La tradición cristiana es netamente creacionista. La teología actual, aun admitiendo la visión evolucionista del mundo, no duda que éste recibe su impulso creador de Dios. Su fin coincidirá con el final de su proceso evolutivo. Pero el hombre puede acelerar el término de la evolución y, si lo hace, el mundo se desintegrará. El fin del mundo interesa en cuanto supone el fin de la humanidad. Ello se realizará sólo tras nuestro óbito. Mas la muerte, vista desde este prisma, queda convertida en un simple paso de más acá caduco a un más allá eterno.
Alfonso Gil González
- Es claro, pero ¿y el pensamiento cristiano?
- Aquel "día de Yahvé" que tanto inquietara al profetismo se había realizado de algún modo al resucitar Jesús. Un mundo nuevo donde sólo regirán criterios de paz y felicidad. Faltan datos para fijar los orígenes de la escatología cristiana. El apóstol Pablo no está interesado en describir el fin del mundo. Al incorporarse al cristianismo el mundo pagano, se llegó a la convicción de que el "día de Jesús", que suplanta al "día de Yahvé", no estaba tan cercano como en un principio se pensara. Los cristianos se sabían inmersos en el "kairos", es decir, en los tiempos de plenitud. Quienes abandonaban el mundo empecatado sólo podían introducirse en un "eón" nuevo inspirado en criterios de vida plena. Y eso puede lograrse ya en el "más acá". De ahí que el Apocalipsis intente mostrar que cuantos se adhieren vivencialmente a Cristo comparten ya esa perspectiva de plenitud que la literatura apocalíptica asocia con el fin del mundo. Esta perspectiva desplazó el interés por el fin cronológico del mundo hacia un plano existencial, donde cada creyente se sabía invitado a "cristificarse": vivir, morir y resucitar con Cristo.
- En este sentido, ¿cuál es el campo de la teología actual?
- Partiendo del supuesto que Cristo es el fin de la creación, cimenta sus reflexiones escatológicas sobre postulados cristológicos. La tradición cristiana es netamente creacionista. La teología actual, aun admitiendo la visión evolucionista del mundo, no duda que éste recibe su impulso creador de Dios. Su fin coincidirá con el final de su proceso evolutivo. Pero el hombre puede acelerar el término de la evolución y, si lo hace, el mundo se desintegrará. El fin del mundo interesa en cuanto supone el fin de la humanidad. Ello se realizará sólo tras nuestro óbito. Mas la muerte, vista desde este prisma, queda convertida en un simple paso de más acá caduco a un más allá eterno.
Alfonso Gil González