Música variopinta
Dos SINFONIAS abren el cassette que tienes en las manos: la 112, en Fa, de Mozart, en versión de la Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por Eric Langton, y la 7, en Mi, de Schubert. Tras una introducción solemne de los metales, pasa a un aire saltarín de las cuerdas, al que sigue la madera. Va repitiéndose el motivo de la melodía. Las cuerdas inician el segundo movimiento, tranquilamente, con relajante cadencia. La sigue el viento metal. Y se produce como un diálogo. Los contrabajos hacen de soporte. La melodía, argumento del diálogo, es puro romanticismo. Las cuerdas graves inician el tercer movimiento, que se desarrolla entre lo bailable y lo marcial. El cuarto movimiento es una exaltación alegre con implicación de la masa orquestal
Sí, no te asustes. Esa música inicial no es de Mozart. Es una adaptación orquestal de música popular. Enseguida viene.
La Consagración de la Primavera, de Stravinsky, inicia la segunda cara. Es una obra para ballet, que ha sido profusamente llevada a los grandes escenarios del mundo. Ya nadie discute que es una de los mejores páginas de la música del siglo XX.
La Obertura de Coriolano, de Beethoven, pieza de relleno en grandes conciertos, aunque no de menor valía que cualquiera de ellos, pone punto final a éste.
Alfonso Gil González
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