Sexta Sinfonía de Tchaikovsky
En palabras de propio Tchaikovsly, esta es una sinfonía programática, llena de sentimientos subjetivos. La concibió en Paris, en el año 1893. Pretendió escribir una sinfonía sobre la “vida”, y yo creo, sinceramente, que la escribió sobre la VIDA, ya que él moriría poco después. Es, valga la paradoja, una sinfonía de amor, de desilusión y de muerte. Me impresionó tanto la primera vez que la escuché, allá por los 60 del pasado siglo, que la he vuelto a oír, mejor, a contemplar, cientos de veces, y nunca me resulta aburrida; al contrario, me inunda por dentro de una calma total, emocionante… hasta las lágrimas. Me suele pasar, también, con otras sinfonías suyas, y de otros autores, pero no como ésta. Modesto, hermano del compositor, la definió como “patética”, pero no creo que ese adjetivo sea el exacto. Lo cierto y verdad es que Tchaikovsky terminó con ella su sinfonismo y su vida. Y dejó a los hombres de su tiempo, y a todos los que vendríamos después, una misteriosa muestra del acá y del más allá, como ninguna otra sinfonía no vocal lo ha conseguido hasta el día de hoy. ¡Y ya vamos por el siglo XXI!
Estos son sus Movimientos:
1- Adagio- Allegro non troppo. Lo inicia el fagot. Es un movimiento largo, dividido en seis secciones.
2- Allegro con gracia. Es una vals en compás de 5/4, que supone un momento de evasión.
3- Allegro molto vivace. Surge de la combinación magistral de un scherzo y una marcha.
4- Adagio lamentoso. Es un verdadero “requiem” sin canto, profundamente emotivo.
Alfonso Gil González