Desde mi celda doméstica
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martes, 24 de mayo de 2016

CRISTOLOGÍA... 2

El Jesús histórico

Hoy voy a hablar con mi amigo Pagola Elorza sobre JESÚS DE NAZARET. Muchos se preguntan sobre la historicidad, tan fuera de toda duda. Pero siempre es bueno dialogar con un especialista como José Antonio Pagola. La pregunta es bien sencilla: ¿Qué podemos saber del Jesús histórico? y esta es su respuesta.
1- Fuentes no cristianas. Todos desearíamos tener hoy fuentes extracristianas que nos ofrecieran información sobre Jesús. Pero estas fuentes se reducen apenas a unas escasas frases que no nos ofrecen ningún dato especial. En el historiador Tácito encontramos un testimonio de interés en sus "Anales", escritos hacia el año 116/117.
Los escritores judíos no nos arrojan más luz, aunque es cierto que en las obras del gran historiador Flavio Josefo encontramos diversas alusiones a Jesús, en su obra "Antiquitates iudaicae", allá por el año 93/94. Sin embargo, hemos de decir que, en 1946, se encontró en Nag-Hammadi (Egipto) lo que se ha venido en llamar "el evangelio de Tomás", que es un pequeño escrito que recoge ciento trece sentencias del Señor.
2- Fuentes evangélicas. Hay tres datos unánimemente aceptados por la exégesis actual: a) Los evangelios no son biografías en el sentido moderno de la palabra, sino testimonios de fe de quienes creyeron en Jesús resucitado y que, a partir de su fe, pretenden anunciar a Jesucristo y proclamar su salvación. b) Los hechos y dichos de Jesús han sido recogidos, seleccionados y transmitidos en función de los intereses y necesidades de las primeras comunidades creyentes. El redactor final dio a cada evangelio la forma definitiva que hoy conserva. c) Sin embargo, no es posible ir separando en los evangelios lo que es interpretación teológica y lo que es hecho histórico
3- Planteamiento histórico. La larga investigación en torno a Jesús nos ha abierto nuevos caminos para un acceso positivo a su persona. A) Esta personalidad de Jesús se nos deja entrever, principalmente, de dos maneras: a través de su predicación y a través del contexto social, político y religioso de su tiempo. B) Los evangelistas son intérpretes creyentes, pero trabajan sobre hechos reales. Ello hace que encontremos en los evangelios una historia con un significado y con una interpelación. C) Es legítima y hasta obligatoria la aplicación de la crítica histórica de los evangelios, con el deseo de recuperar la función crítica del Jesús histórico, hacia quien las generaciones cristianas deben mirar siempre para purificar nuestra adhesión a Jesucristo.
- Entonces, reverendo, le repito la pregunta: ¿Qué sabemos del Jesús histórico?
1- Primer encuadre. Ningún historiador serio duda hoy de la existencia de Jesús de Nazaret. Cuando de vez en cuando se escucha una voz que la niega, se trata siempre de algún "amateur" que desconoce la investigación actual o busca la novedad.
Desconocemos lo referente a los rasgos físicos de Jesús (a no ser que la Sábana de Turín sea absolutamente auténtica), pero podemos afirmar que, en toda su presentación exterior, vestido y aspecto general, Jesús no ha llamado la atención. después de recibir el bautismo de manos de Juan, Jesús comenzó una actividad de predicación. Empleó un lenguaje sencillo, concreto, interpelador. El tema central de su predicación fue la legada del Reino de Dios. Toda esa predicación y vida terminaron con el fracaso de la cruz. Es un hecho seguro que fue crucificado en Jerusalén. Al poco tiempo de su ejecución, sus seguidores afirmaron que Jesús vive y ha sido resucitado por Dios.
2- El mensaje de Jesús. Sin duda, lo que mejor conocemos de Jesús es el núcleo esencial de su mensaje. Apenas habló de sí mismo. No empleó ningún nombre o título para presentar su propia personalidad. No niega ser el Mesías, pero tampoco lo proclama abiertamente. Jesús se dirigió a Dios llamándolo ABBA, y su actitud dejó una huela tan profunda en sus seguidores que, con frecuencia, la siguieron repitiendo en su original arameo en medio de su lenguaje griego. La causa a la que Jesús dedicó su tiempo, sus fuerzas y todo su ser fue lo que él llamaba el "reino de Dios". Esta noticia del reino de Dios, vinculada a su persona y a su actuación liberadora, implica una decisión, una conversión. Jesús coloca al hombre no ante la Ley, sino ante un Dios Padre que quiere reinar entre unos hombres que vivan como hermanos.
3- La actuación de Jesús. Personaje inclasificable. Jesús no es un sacerdote judío. Está muy lejos de la alta aristocracia judía. Vive enfrentado a los círculos fariseos. Su actuación no es la de un monje de Qumrán. Tampoco es un rabino judío dedicado a interpretar escrupulosamente la Torá. Jesús no siente la necesidad de legitimar su predicación aludiendo a una llamada recibida de Yahvé, como hacían los profetas. Jesús anuncia algo totalmente nuevo: EL REINO DE DIOS EMPIEZA A SER REALIDAD. Y es que Jesús acoge a los pecadores, compartiendo con ellos la misma mesa y ofreciéndoles el perdón gratuito de Dios. Se acerca a los marginados, no porque sean más buenos, sino porque la bondad y justicia de Dios-Abba no podría reinar entre los hombres sino defendiendo a los abandonados, oprimidos y desheredados de la tierra. En este contexto hemos de situar la actuación sanadora de Jesús entre los enfermos, leprosos, tarados, enajenados, inválidos, etc...
4- El destino de Jesús. El dato mejor garantizado por la crítica histórica es la muerte de Jesús como condenado, fruto de su conflictividad vital con el poder instituido. Se colocó por encima de la Ley y da la última palabra al amor. Curiosamente, el pueblo no le defiende porque esperaba de él algo más concreto, eficaz y espectacular. Pero, a los pocos días de su ejecución, los discípulos comienzan a predicar que el crucificado ha sido resucitado por Dios, desautorizando así a todos los que le habían condenado. El hecho de la resurrección es algo que como acontecimiento escatológico desborda toda investigación histórica. Nosotros sólo podemos llegar a la fe de los discípulos, no como historiadores sino como creyentes en la resurrección de Jesús.

Alfonso Gil González
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