Encuentro de Jacob y Raquel
La escena viene narrada en el capítulo 29 del Génesis. Una gozada.
Junto al pozo que, luego, llevaría su nombre, Jacob hablaba con unos pastores, a los que preguntó por su pariente Labán, cuya hija, Raquel, se acercaba en ese momento al pozo para abrevar a sus ovejas, pues era pastora. Jacob le ayudó a quitar la piedra del pozo, tras haberla besado, pues eran primos hermanos. Y se enamoró locamente de ella.
Jacob hubo de servir catorce años a su tío Labán para poderse casar con Raquel, de la que tuvo como hijos a José y a Benjamín. Los otros diez los tuvo de Lía, la hermana mayor de Raquel, y de sus esclavas.
Toda persona enamorada sabe exactamente el momento y lugar en que se encontró con la persona amada, y cómo ese amor le dio fuerza para afrontar toda clase de sacrificios; porque, sin amor, todo sacrificio se hace insoportable. En cambio, el amor todo lo facilita y suaviza.
Alfonso Gil González