Desde mi celda doméstica
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miércoles, 12 de agosto de 2015

CONCIERTOS ALFONSINOS N. 24


Del barroco al neoclasicismo


Le seguía el Concierto grosso n. 3, de Scarlatti, interpretado por la Orquesta Boccherini de Madrid, dirigida por Alberto Blancafort. Suaves notas que invitan a la siesta anímica. Como las correspondientes al Preludio y Muerte de Isolda, de Richard Wagner, en versión de la Orquesta de la Royal Opera House, dirigida por George Solti en el Coven Garden de Londres. De Solti habrá ocasión de hablar más adelante. Fue un gigante de la batuta. La música de Wagner es verdaderamente sublime. Grandiosa y romántica a un tiempo, uno se siente transportado a esferas superiores. 
Arthur Warsan, al piano, toca la Fantasía en re menor, KV. 397, Mozart. Concluye esta cinta con la Historia del soldado, de Igor Stravinsky. Es curiosa la evolución experimentada por la música rusa. Esta obra, que está dirigida por el propio autor al Conjunto de Cámara de Columbia, es una significativa muestra.

Alfonso Gil González




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