Jesús lava los pies a sus discípulos
A ejemplo de su Maestro y Señor, la Iglesia entiende que su misión es fundamentalmente de servicio. Servicio a Dios, dándole la mayor honra y gloria al cumplir el mandato de Cristo de anunciar el Evangelio y de amar a los demás como Él la ama.
Esto segundo lo manifiesta en su entrega a los más necesitados de la tierra. Pero, además, ese estilo, esa orientación de quien es su Cabeza y Juez, impregna el sentido que debe tener la autoridad, toda autoridad entre los hombres y sobre los hombres.
En la Iglesia no hay más poder que el del amor de Dios. Sólo Él es Padre, y todos los demás somos hermanos. Todos, también los no creyentes, también los alejados, también los marginados. Especialmente estos.
“Si Yo, vuestro Maestro y Señor…, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.”
Alfonso Gil González