Capítulo LXXI
Grandes conciertos
Septiembre de 1999. La primera quincena, prácticamente, la dedica Cehegín a su excelsa Patrona, la Virgen de las Maravillas, una talla napolitana, del siglo XVIII, como seguramente no hay otra igual. Del 1 al 9, se predica el Novenario en la iglesia conventual. Este año, vino a predicarlo un antiguo compañero del padre Alfonso, el padre Antonio Puente Gallego. Papá participa en el mismo cantando con el coro parroquial. El cuarto día del novenario, era costumbre que la Banda de la Sociedad Musical interpretara unas marchas al finalizar la función religiosa.
El día 9, el famoso periodista Tico Medina pronunció el Pregón de las Fiestas en la Sala Camelot. Mi padre le entrevistaría en Murcia, en El Almudí, el 30 de este mes.
El 10 de septiembre es la Fiesta principal, con Misa Solemne, que papá comentó para la televisión local. E igual hizo en la Procesión de la noche en la que participamos llevando sendos estandartes, desde el Convento hasta la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena.
Al día siguiente, tras los pertinentes ensayos a cargo de mi padre, el Coro Ciudad de Cehegín daba su primer Concierto, juntamente con la Banda de la Sociedad Musical, en la Iglesia Parroquial citada, con obras de Mozart, Verdi, Guerrero, Iruarrízaga, Haendel, Fauré, etc… Empezaba, así, de forma oficial, su andadura con el Coro en cuya dirección de había comprometido. Todos los años, por estas fechas, los citados conjuntos daban el Concierto Oficial de Fiestas. Y, naturalmente, el día 14, el Coro cantó en la Misa Solemne. Este año, no había cantado el día 10, y sí este 14. Pero, en adelante, la Misa del 14 sería cantada por el Coro Clásico, y la del 10 por el Coro Ciudad de Cehegín.
Este mismo día 14, falleció repentinamente un joven músico clarinetista de la Sociedad Musical. Un tal Juan González, a cuyo funeral y entierro acudiríamos, al día siguiente.
Con la segunda quincena de septiembre, mi padre, con la directiva del Ciudad de Cehegín determinaba el calendario y obras del curso entrante.
El 17, el padre Alfonso acudía a Jumilla, para contemplar la Procesión Extraordinaria de Jueves Santo, que se había organizado excepcionalmente con motivo del XII Congreso Nacional de Hermandades de Semana Santa, a cuya clausura volvería, al día siguiente, a la citada ciudad del vino. La clausura consistió en una Misa, presidida por el Obispo Ureña Pastor, en la Parroquia de Santiago, y en una comida en los Salones Pío XII, con posterior visita a edificios nobles de la urbe jumillana.
El 21, recibía en casa la visita de unos amigos cehegineros, que le habían traído de Francia una pequeña imagen del santo Cura de Ars, a quien tanta devoción tenía. Y, luego, por la noche, en la Casa Parroquial, asistía a la presentación del nuevo párroco, José Gil Llorca, con quien papá, igualmente, mantendría una excelente relación. Al cura saliente, Julián Vicente, papá le dio una comida de despedida personal en casa de mis tíos Pedro y Paquita. Al nuevo párroco lo invitaría a comer en nuestra propia casa.
El 24, papá asistió en el Ayuntamiento al desarrollo del Pleno Municipal. Una experiencia que no volvería a repetir, pues se dio cuenta que, como se televisaba, los concejales de uno y otro bando hablaban para la galería televidente. Lo que le quitaba esa seriedad y responsabilidad que él creía deberían tener los plenos municipales. Claro que, la presencia de las cámaras evitaba ciertas subidas de tono o posibles ofensas, pero daba pie al ingenio en la respuesta y, desde luego, a una mejor preparación de los temas a tratarse.
El 26, acude, en Murcia, al Encuentro de visitadores de Enfermos, celebrado en el Colegio de los Hermanos Maristas.
En la mañana del 28 de septiembre, fallecía en el Convento franciscano de Cehegín el Hermano José Criado Garrido. Se había hecho fraile tras quedar viudo. Se le enterró, al día siguiente, en el cementerio ceheginero. Ocasión que aprovechó papá para saludar al padre Provincial, y ex compañero suyo, Francisco Oliver Alcón.
El susto del Carrascalejo
El 4 de octubre, festividad de nuestro padre San Francisco, el mío asistió, en Murcia, a la Presentación oficial del Cartel y Programa del 275 aniversario de la Virgen de las Maravillas. Y, por la tarde, ya en Cehegín, cantó con su hermosa voz la primera llaga:
“Ensangrentada una llaga
en tu pie izquierdo se muestra.
Y, aunque no estáis puesto en cruz, a tu pie, como a Jesús, un fuerte clavo atraviesa.”
El día 15, cuando regresaba de Murcia, sufrió un corte de digestión que le obligó a detenerse en el paraje del Carrascalejo, próximo a Bullas. Fue atendido por la Guardia Civil, que le acompañó hasta Cehegín. Papá, en reconocimiento, publicó una nota en El Noroeste, dando las gracias públicamente a la Benemérita. A causa de la estancia de sus hijos en Murcia, para seguir sus estudios, mi padre iba con relativa frecuencia a visitarles.
La mañana del día 24, que era domingo, la pasó mi padre en Los Jerónimos de Murcia, sede de la Universidad Católica (UCAM), junto con representantes de Cofradías de toda la diócesis. Al día siguiente, volvería a Murcia para entrevistarse con el delegado diocesano, Silvestre del Amor.
El 28, entrevistaba para la televisión local al nuevo párroco de Cehegín, mencionado en el capítulo anterior. Y Pedro López Sánchez, el pianista del coro, le visitaba para revisar el material musical.
El 2 de noviembre, festividad de los Fieles Difuntos, haciéndolo costumbre con el tiempo, asistía a la Misa celebrada en el cementerio, donde cantaba, leía y ayudaba.
El 4, le visitaba Anica la del Quinto. Hablaron sobre cómo trabajar en grupos de oración. La entrevistó para la televisión local.Y, ese mismo día, asiste en Jumilla a la presentación de un libro de Manuel Gea Rovira sobre el Cristo de Salzillo., que se conserva en el Monasterio de Santa Ana del Monte.
Al día siguiente, hay una nota en su diario, difícil de descifrar en la distancia del tiempo: “Me asombra constatar cómo puede pasarse de lo + a lo – en fracciones de segundo.”
El 8 de noviembre, entrevista en su convento carmelitano de Caravaca, al Padre Colsa Abreu, pintor, de quien se hizo buen amigo, pues éste le devolvería la visita, viniendo a comer a casa. Al siguiente día, entrevistaba en Cehegín a Sor Eva Sáez, Hija de la Caridad de nuestro hospital ceheginero.
El 12, invitado por su amigo José María Alcázar, aparejador del Ayuntamiento, va a comer, junto con el cura José Gil Llorca, al Molino Chico, donde se han reunido los técnico municipales de la comarca del Noroeste.
El 16, enterado del fallecimiento del médico Paco Luis, hijo de Antonia la Sacristana, va a su casa para darle el pésame. Había muerto en accidente de carretera, tras haber atendido profesionalmente otro accidente anterior. Ya próximo al pueblo, un camión de gran tonelaje toma mal una curva, y cae sobre el pequeño vehículo del joven doctor, dejando aplastados a ambos. Indescriptible resulta contar cómo fue el funeral y entierro, al día siguiente, en Santa María Magdalena.
En dicha Iglesia, el 27, se celebraría un Concierto Homenaje, participando el Coro Ciudad de Cehegín y la Sociedad Musical, para honrar la memoria de su músico fallecido, Juan González, según anoté anteriormente, y que había muerto repentinamente el pasado 14 de septiembre. La Iglesia estaba abarrotada de público. El coro estrenaba unas gradas regaladas por el Ayuntamiento. Después, Banda y Coro tuvieron una cena de hermandad en el Molino Chico.
El mes de noviembre lo cerraba mi padre con la entrevista que le hizo a Salvador Moya “el Pichoncho”.
El 4 de diciembre, sábado, venían a reunirse con nosotros los Recio, de Madrid, y los Mora, de Huelva. Paz y Comunidad seguía funcionando. Se habló largamente y se celebró la Eucaristía en casa. Dos días más tarde, recibíamos la visita de tío Gonzalo y familia. Nos traían el aguinaldo, como solían hacer cada año, al acercarse los días de la Navidad. Esta vez, aprovechando el largo “puente de la Inmaculada”.
El 14, entrevista a la Asociación humanitaria Amigos de los niños de Bielorrusia”, tras haber asistido, en el Convento, a la Misa celebrada por Mons. Azagra con motivo de los 25 años de las Amas de Casa.
El 17, entrevistaba para la televisión local a un tal Gregorio Morales de Zafra, que era amigo de juventud de su madre Maravillas.
El 19, en Santa María Magdalena, presenta la I Muestra de Villancicos, cantados por los niños de los Colegios Públicos de Cehegín, y él mismo dirige a Coro Ciudad de Cehegín en el Villancico que cerraría la Muestra. Y fue, el 26, cuando este glorioso Coro ceheginero dio su Concierto de Navidad en la iglesia del Convento franciscano, con obras clásicas.
Así acabó el año 1999 en su diario: “Te damos gracias, Señor, por habernos permitido concluir con bien este Siglo XX.”
En alabanza de Cristo. Amén.