Música singular y extraña
No así el Dies Irae, u oratorio en memoria de las víctimas de Auschwitz, compuesto por Penderecki. Y, menos, su Polymorphia, o su De natura sonoris, dedicado a las víctimas de Hiroshima. Este autor, católico, así como BACEWICZ, con su Música para cuerda, trompetas y percusión, y BAIRD, con las seis canciones de su Erótica, componen el bloque de esta cinta, diría yo, tan singular y extraña. Saborearla supone degustar mucho la música y saberle encontrar ya la quintaesencia del arte que combina el sonido con el tiempo, no siempre de modo tan esperado.
Alfonso Gil González