Jesús caminando sobre las aguas del mar
Estamos ante una parábola visual con lectura práctica para la vida. Jesús, el Hombre-Dios, camina sobre el piélago de los males del mundo, sin hundirse. Confía plenamente. Si la Fe no está viva, el hundimiento es irremediable.
Caminar por encima de toda tentación y peligro, con la mirada puesta en Dios, en su voluntad, en su designio y proyecto. Imposible hacerlo por nosotros mismos. Hay que hacerlo con Cristo. “Sin Mí nada podéis hacer”.
Dios siempre en el horizonte. La mirada puesta en Él. La mirada y el corazón. Todo sale bien si los ojos y el corazón están puestos en Quien es la “luz del mundo”. Se trata de que lo “no Dios” no ejerza atracción sobre nosotros, pues nos hundiríamos. Para caminar con levedad, sin peso, hay que soltar el lastre que la vida va dejando en nosotros.
Hemos nacido con alas, pero no sé por qué razón nos empeñamos en arrancárnoslas.
Alfonso Gil González