DÉCIMA ESTACIÓN
Despojado Jesús de su vestido,
desnudo se quedó y humillado,
y cual rico botín el vil soldado
la ropa sorteó del Bien vencido.
Esta imagen contempla arrepentido,
que solo un corazón así sanado
mirar puede al cuerpo inmaculado,
y llora cual malvado redimido.
Carne de mi Dios, víctima inocente
que vas a dar tu vida sobre el ara
de la cruz, para mí tan pertinente.
¿Cómo es que, antaño, yo soñara
ser más tuyo que el resto de la gente?
Sería, si, verdad, si hoy te amara.
Alfonso Gil Gonzlaez