A LOLI, MI AMADA ESPOSA
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Tú no quieres regalos de dinero,
pues todo lo comprable es poca cosa.
Tú quieres algo así como una rosa,
que no sabe que es bella, lo primero.
Yo también lo que quieres lo prefiero:
tu beso que en mis labios se me posa,
el amar como a nadie a mi esposa,
y con ella el andar final sendero.
No hay dinero que pague amor tan grande,
no hay tesoro en la tierra como el cielo
asomado al balcón de esos tus ojos.
Espero con la mía tu alma ande
y, juntos, tras dejar el cuerpo en hielo,
ir a postrarnos ante Dios de hinojos.
Alfonso, tu querido esposo.
34 aniversario y sábado