TERCERA ESTACIÓN
Tercera estación: primera caída.
El peso de la cruz, Jesús, te aplasta.
No puedes caminar y dices ¡basta!
apenas iniciada la partida.
Sin embargo yo, cabeza erguida,
que tu humillada posición contrasta,
no llega a avergonzarme la nefasta
forma con que pierdo mi pobre vida.
Y Tú logras de nuevo levantarte,
por ver si todavía mi arrogancia
permitiérame ya el abrazarte.
Aquí sigo, Señor, con mi ignorancia,
con tímidos deseos de alabarte,
como antaño amábate mi infancia.
Alfonso Gil Gonzál