VIRGEN Y MADRE
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Rosa, Tú, del rosal de los jardines
plantados por la mano del Amado,
que perfumas su trono custodiado
por alada legión de serafines.
Pura flor que fragancia los jazmines
de vírgenes y santos, decorado
de escena angelical y estrellado
por el fuego de amor de querubines.
El cielo se quedó maravillado
al ver que en este pueblo se te adora
con idílico afán y, prosternado,
la tuya, Madre, bendición implora.
Si el mismo Dios de Ti enamorado,
también nosotros hasta postrer hora.
Alfonso Gil González