MARÍA DE LAS MARAVILLAS
María, virginal y Madre pura,
cuya planta holla testuz averna,
librando nuestro ser de la caverna
en que blande Satán su maza dura.
Tu mirada pincela de hermosura
la vida terrenal hacia la eterna,
pues ella la ilumina cual linterna
mostrando al Hijo en la noche oscura.
Cehegín te adora con humilde frente
y, grata, canta tu Himno glorioso,
por Ti escogida entre tantas villas.
Sé siempre, te lo ruego, dulce fuente
donde calme su sed de amor ebrioso,
oh santa Virgen de las Maravillas.
Alfonso Gil González
Cehegín 2014