TESOROS EN CINTA MAGNÉTICA
TOMO DECIMOSEPTIMO
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MÚSICA RESERVATA
(1)
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Era febrero de 1987. Concretamente, los días 24 y 25. Radio Nacional de España emitía esta música aquí grabada. Durante días fui grabando estas inigualables piezas que, al hacerlo omitiendo títulos y autores, ayudan al melómano a refrescar su memoria. Ahora bien, alguien debe tener la suerte de hallar, como nosotros, este estuche sonoro y abrirlo para sus oídos.
Empezaba la soprano acompañada de laúd. Continuaba la bellísima melodía de “Rosamunda” a orquesta, que te deja trasportado a un mundo de inocente felicidad. A ésta, el motete “ave verum” no mozartiano, pero religiosamente íntimo: “Ave, verum corpus natum de Maria virgine…”. Después, un lindo adagio sinfónico y beethoveniano. ¡Demasiada belleza como para no dejarla impresa en cinta magnética! Seguidamente, un tenor dramático desgranaba con la orquesta un lied apropiado a su tesitura, para dar paso al “adagio” de un concierto para guitarra y orquesta de la época barroca. Y, ahora, el piano sencillo, diáfano, tranquilo, sugerente. Vuelve la soprano primera del laúd. La sigue un quinteto de cuerda con piano. Y una sonata para violonchelo y piano. A continuación, un tutti de cuerdas para introducir el canto zarzuelero “amor del alma mía” en la voz de una buena soprano, en la que llama a Rodolfo pidiéndole que no desdeñe su pasión. Y, para amortiguar esa locura amorosa, nada como este pasaje de unos violines wagnerianos, de larguísima melodía envolvente. Wagner siempre resulta, cuando menos, alucinante. Un alegre vals irrumpe en la escena. Tiene aire hispano, castañuelas incluidas, y pandereta. Sin dejar ese estilo, las saltarinas y sutiles notas de un piano de cola. La elegancia total. Y se oye, al fondo, el rumor del público que asiste al atrayente espectáculo de una sinfonía clásica. A pesar de ello, intermitentemente, alguna que otra tos, siempre desagradable. La cosa está entre Haydn y Mozart, porque lo que ahora viene es la “pastoral” de Beethoven, su sexta sinfonía. Inconfundible su segundo movimiento con cuya flauta pastoril se cierra este estuche.
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Britten
REQUIEM DE GUERRA, OP. 66
Ya comentado en el cassette n. 917.
Solistas con el Coro de Niños de la Catedral de Oxford y el Coro y Orquesta de Birmighan, dirigidos todos por Simon Reatle.
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Música sinfónica
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MÚSICA RESERVATA
(2)
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Continuamos con grabaciones efectuadas en Radio 2 de Radio Nacional de España en los días 25 y 26 de febrero de 1987. Se trata de picar la curiosidad del lector al omitirse título y autor. Claro que, si no escucha estas obras del estuche, le va a ser más que imposible hacerse una idea de lo que se grabó en esos días. Pero ¡qué le vamos a hacer!
Música de clave para abrir el apetito del banquete concertante. Tras él, un cuarteto de cuerdas, al que sigue un conjunto vocal de la época renacentista. Pero la verdad es que no se entiende lo que cantan. También hay gente que no sabe lo que dice, pero ¡menudo consuelo! Lo que sí es consolador es escuchar este piano, con reminiscencias sonoras del ·Rosamunda” schubertiano. O, si se prefiere, esta intervención orquestal, de un romanticismo impenitente, de lo más bello que se ha escrito. También se ha escrito esta página para sopranos y contraltos acompañadas del piano. Voces acordadas y contrapunteadas. El arpa continúa acompañando a una sola contralto. Prólogo solemne de zarzuela castiza. Vuelta al piano más romántico. No menos atractivo el vals que la orquesta nos ofrece. Es inevitable el recuerdo del día primero de año. Y la polifonía nos lleva a días anteriores y posteriores a esa fecha: la Navidad. Voces-campanas anunciando el gozo de los gozos. Un violín, una viola, un violonchelo: trío perfecto, y el contrabajo punteando el tejido musical.
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-950-
MÚSICA RESERVATA
(3)
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26 y 27 de febrero de 1987. RNE-Radio 2.
Concierto para flauta y orquesta. Polifonía profana francesa. Fanfarria de metales para música de cine, anunciadora de otra más sinfónica y orquestada. Fragmentos polícromos en el arco iris del pentagrama. De nuevo la polifonía. Y nuevamente las cuerdas orquestales empujando una melodía hacia su desarrollo. Grabación directa. El órgano irrumpiendo en medio de la orquesta barroca con su señorío, y los coros entonando el SALVE REGINA. Pura religiosidad. El templo queda envuelto en la fragancia de la música de órgano. Bach, pasando algo de envidieja, allá en lo alto. Los fieles, casi en éxtasis. Y también los que ocupan, ahora mismo, esa sala de conciertos. La orquesta los subyuga con fluida lectura de la partitura sinfónica. Celestes voces se dejan oír en lo más profundo del ámbito humano. Arpa y violines las regresan al empíreo, morada eterna de la Belleza inmarcesible. De allí baja hacia los hombres en la inspiración que musita en el alma de los compositores. Este concierto para violín y orquesta es una muestra objetiva. O esta melodía que se descuelga, acompañada de piano, en la voz de la dulce soprano o de contralto enérgica y pasional, que entona un castellano ininteligible, aunque le aplauden.
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MÚSICA RESERVATA
(4)
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Grabación de los días 3 y 4 de marzo de 1987.
Música de cristal, casi etérea. Poco a poco se hace más terrenal y violenta. Y la música de Vivaldi trae ese frescor del inicio primaveral con instrumentos de época. Ahora el piano acompaña en el cantar del barítono Diskau. Otro teclado, el del órgano, asume la introducción y acompañamiento de voces blancas que invitan a la oración íntima y casi anónima del sacro recinto. Y regresa el piano para hacer sus lindezas en solitario. AVE MARIA entona un pequeño coro, un cuarteto vocal, cuando la suavidad del piano nos había dejado casi traspuestos. Y la orquesta, ya ansiosa, decide acompañar a la solista guitarra en una pieza de ensueño.
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MÚSICA RESERVATA
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Grabación de los días 2 y 3 de marzo de 1987, en Madrid, a través de la radio-2 de RNE.
Quinteto con piano. Una preciosidad. Un contratenor hace entonaciones con el simple soporte de un laúd. Parece un trovador medieval. La “pavana” de Fauré se introduce casi sin querer. El coro “Ciudad de Cehegín” la ha cantado muchas veces, casi tan bien como este otro coro. Un diálogo en alemán sale a escena, que pasa a canto con acompañamiento orquestal y se transforma en vals encantador. Un vals que no interrumpe el diálogo cantado y amoroso. Y que da paso al teclado bachiano en forma de piano. Y éste a la trompa acompañada para que el solo del barítono español se luzca en su romanza “En mi ausencia…”. Continúa la música de zarzuela, pero la pronunciación del coro es poco comprensiva, aunque no lo hace mal. La soprano, en cambio, se le entiende muy bien. Vuelve el sinfonismo del mejor gusto, con un concierto para violonchelo y orquesta. Pero, luego, entra el piano en conjunto de cuerdas de cámara.
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MÚSICA RESERVATA
(6)
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Grabaciones de los días 5 y 6 de marzo de 1987.
He aquí la música de “Sheherazade”, maravillosa. Menos melódica la de este cuarteto de cuerdas con clarinete, aunque prodigiosa. O esta otra, sinfónica, con arcos juguetones, y con intervención de órgano. Mas no queda atrás este concierto para oboe y cuerdas de suma inspiración. La guitarra, que se ha presentado casi de improviso, luce sus cuerdas pulsadas con maestría. ¡Ah, el concierto de Schumann para piano y orquesta! ¿Cuántas veces lo habré escuchado? Innumerables. Lo verdaderamente hermoso no cansa.
Clasicismo moderno. Escuela centroeuropea. Algunos compositores buscaron nuevos derroteros a la expresión musical a costa de una auténtica inspiración humanizadota. Pero no se hablará de ellos en un futuro. El alma está hecha para contemplación no para la convulsión, como bien demuestra este fragmento para violín y orquesta. E igual pasa con la música coral. No se puede volver al primitivismo africano, rico en muchos matices de ritmo, cuando el progreso camina hacia el metodismo trazado ya en el pautado gregoriano del medievo. Sin embargo, es verdad que el gusto es educable y reeducable. Pero ahí está un concierto barroco, guitarra incluida. Sí, yo prefiero la paz.
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MÚSICA RESERVATA
(7)
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Grabaciones del día 7 de marzo de 1987.
La zarzuela hispanoamericana tiene su importancia no desdeñable. Hay una música expresa y una música insinuada. Sobre ésta el oyente alcanza una participación mayor imaginativa. No seré yo quien lo discuta. No obstante, sigo prefiriendo la obra expresa y cerrada en sí misma, como pequeño universo, con un mensaje que dar, perceptible. Por ejemplo, el aria “nessum dorma” de la ópera TURANDOT, o el cancionero renacentista. El piano acompañando un fragmento del GLORIA litúrgico: solistas y coro. Una sinfonía haydniana. Un concierto para trompeta y orquesta. El virtuosismo musical. Registro en directo de una interpretación pianística, parte de un conjunto camerístico. Y el arpa, de no frecuente protagonismo y casi siempre asociada a la mujer. ¡Si levantara la cabeza Nicanor Zabaleta!
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MÚSICA RESERVATA
(8)
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Grabaciones de los días 8 y 9 de marzo de 1987.
Tampoco el saxo es solista frecuente en la orquesta. Espectacular intervención coral, con volteo de campanas y exhibición sinfónica. Prokofiev anda por ahí. También el tambor o caja suele protagonizar algunas obras. Es esta “música de domingo”, día para la trascendencia, para la lectura, para el ocio cultural. Sonidos marciales, bailables, festivos, joviales…
Pizzicato de cuerdas, mientras otros instrumentos desarrollan canciones sin letra. El violín, una vez más, solista de concierto, con adornos primorosos, mostrando sus virtualidades sonoras. Coro manifestando su capacidad armónica. ¡Dios mío! Mahler aparece con uno de esos “adagios” que te dejan más allá que acá. A mi me baja la tensión arterial y el pulso cardíaco. Sabía yo que la música era saludable.
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MÚSICA RESERVATA
(9)
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Grabaciones de los días 10 y 11 de marzo de 1987, en Madrid.
Vuelve “Rosamunda” de la primera grabación, en otro arreglo naturalmente. La elegancia del clave se evidencia en estos compases, que pasan al teclado dell piano para acompañar a la soprano que canta un lied alemán, a cuyo término un pasaje orquestal de inusitada belleza te llega al hondo del ser. A éste le sigue otro pasaje de una página coral de zarzuela: “las señoras nos mandan a Recoletos con los bebés”. El pasodoble de “el gato montés” llena el ámbito hogareño de aires taurinos, para seguir con más zarzuela en versión sinfónica.
Y, en igual versión, el aria “qué gélida manina”, dando entrada al adagio de un concierto para piano y orquesta. La polifonía religiosa del siglo XVI, no superada, dando armonía a la plegaria común o comunitaria, no pudiendo faltar la música de órgano, siempre deslumbrante y magistral.
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MÚSICA RESERVATA
(10)
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Grabaciones de los días 11 y 12 de marzo de 1987.
Nuevamente la polifonía. La música coral tiene la ventaja del doble mensaje: el de la inspiración musical y el de la palabra. Por otra parte, la voz human es un prodigio de versatilidad, como ningún otro instrumento. La Primera de Brahms se deja sentir en toda su grandeza. Pero para grandeza la de Wagner en este Parsifal con su música de Viernes Santo que te hace perder la noción de la realidad. ¿Y el aria del “pescador de perlas”? ¡Cuánta belleza, Señor! Manuel Balboa hacía en RNE la recopilación y presentación de esta serie de Música Reservata.
“Claro de luna” de Debussy para piano, que pasa a página sinfónica de desconocido autor. Contratenor y clavecín. Nuevo período sinfónico. Demasiada música para la digestión en tan corta vida como lo es la humana. Partituras que rezuman encanto. Pentagramas figurados con plumas de ángeles.
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MÚSICA RESERVATA
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Grabaciones tomadas los días 12 y 13 de marzo de 1987 a través de RNE.
El piano abre en solitario la audición de este estuche, tan rico como los anteriores y posteriores en sorpresivas músicas.
La voz del tenor, acompañado del violonchelo y del clave, entona canciones cuya letra es lo de menos.
Un tutti orquestal te asciende de la mediocridad, de la cotidianidad, de la intrascendencia, y te desvela parte de lo inalcanzable.
Canta “aleluya” un coro numeroso ayudado de trompetería de fanfarria. Como si se asistiera la boda de la reina Margot.
Y un cuarteto de cuerda da intimismo, capacidad de introversión, de soñar sueños que no se roncan.
Uno de los mejores barítonos del mundo cantando, al piano, las más bellas cadencias al hombre inspiradas.
Ya solo, el piano hace sus arabescos y arpegios recorriendo el teclado de graves a agudos y de agudos a graves, casi vertiginosamente.
Beethoven, en una de sus sinfonías, mostrando el lado más humano y delicado posible en un adagio antológico.
Y de él mismo es la sonata para piano que a continuación nos agrada tan deliciosamente.
El milagro wagneriano siempre es posible, cuando él muestra estas melodías que trascienden toda caducidad.
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MUSICA RESERVATA
(12)
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Grabación de los días 15 y 16 de marzo de 1987. Madrid.
Se inicia este cassette con un aria operística para tenor.
Redoble de timbales para una introducción orquestal con papel muy destacado del viento metal.
Drama tchaikovkyano.
Un piano juguetón nos saca de la anterior tragedia. Mundos opuestos. La música, una vez más, suple a las palabras.
Música de rondalla o de pulso y púa, capaz de interpretar cualquier obra clásica y complicada.
El piano acompaña a una soprano que canta “Tengo en mi tierra un cortijo”. Y, con orquesta, el tenor canta “¡Ay de mí, también el sol huyó de aquí!
La orquesta interpreta piezas breves y pegadizas, valses, intermedios de zarzuela… Una especie de pupurri en que el final de una pieza enlaza con el inicio de otra.
Ahora ya, en serio, una obertura de factura cerrada, perfecta, con protagonismo de las trompas. Resumen de obras más amplias, como la zarzuela o la ópera, las “oberturas” son un microcosmos musical, generalmente bello, verdaderos esquemas o planos de la obra a desarrollarse.
Hace su entrada el órgano, aquí solista de un concierto barroco.
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MÚSICA RESERVATA
(13)
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Grabaciones de los días 16 y 17 de marzo de 1987, en Madrid.
Sonata para violín y piano. O para piano y violín, pues ambos intercambian las melodías. César Frank anda por ahí.
Al igual que Purcell es responsable de estos Funerales de la Reina Mary, que, tras siglos, siguen impresionando a los más exigentes melómanos. La parte coral es verdaderamente sobrecogedor, tras la fanfarria de timbales y metales.
En cambio, Johann Strauss nos ofrece esta otra música llena de vitalidad y de alegría mundanas.
Por el contrario, Johann Sebastián Bach, sea el instrumento que sea, de él se vale para llamarnos a la oración. En este caso, el clave acompañado de cuerdas.
La contralto acompañada de la orquesta nos lleva a sonoridades con mensaje que trascienden lo inmediato terrenal. Una vez callada, así lo entiende el cuerpo orquestal que sigue derrochando musical medicina para almas inquietas.
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MÚSICA RESERVATA
(14)
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Grabaciones efectuadas en los días 17-19 de marzo de 1987.
Abre este especial concierto un piano schubertiano.
Reaparece una soprano que, dulcemente, eleva su aguda voz por encima del soporte de las cuerdas. Le hace dúo una contralto.
Sola, la orquesta entona y desarrolla un pasaje de ambiente festivo. La flauta, posteriormente, encabeza una especie de marcha cuyo ritmo lo va manteniendo el clave o piano.
Una especie de juglar, con laúd y todo, entona endechas de amor. El piano, envidioso, se atreve en solitario a hacer lo propio sin necesidad de la voz humana y viril.
La intervención orquestal nos trae reposo anímico. ¡Cuánto agradece el alma estos compases, estos tiempos de paz, esta calma que sólo la buena música sabe traducir como mensaje del Dios de la Paz! Por doquier se levantan las voces y los brazos de quienes ni hacen ni dejan hacer. La celotipia se apodera de los corazones pusilánimes y ¡ay de los valientes!
No hay peor cosa que sea el miedo quien gobierne el mundo. El valor nace del humus de la humildad que, por otra parte, es la verdad. Pero el humus se suele quedar abajo. Arriba, siempre, el orgullo, la torpe vanidad, la inculta razón, la ilimitada pasión. ¡Vae victis!
De modo que la coral de Bach cierra un estuche y este apunte como anillo al dedo. ¡Gracias, Señor! Todo es puro para los puros, todo es bueno para los buenos. Ergo… empieza por ser bueno y puro y todo le verás como tú seas. Claro que no sé si el ego entiende algo de todo esto a lo que se adhiere el alma, imagen de Dios. Supongo que no. ¡Vae turpibus!
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MÚSICA RESERVATA
(15)
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Continúa esa música sublime que te hace de portavoz divino. Es el adagio de un concierto para piano y orquesta.
¡Qué bien la conjunción trompeta-órgano! Como la de la voz femenina con instrumentación grave. Y esta otra entre piano y clarinete.
Esta vez, el violonchelo se destaca del punteado o pizzicato de las cuerdas y demás acompañamiento sinfónico. Es un sonido muy humano y cálido. Concierto maravilloso para que él, el violonchelo, destaque con toda brillantez.
Es brillantez que se luce igualmente en esta orquesta que desarrolla un tema entre lo operístico y lo cinematográfico. Magnífico, sin duda.
La magnificencia de lo sencillo, en esta otra pieza para flauta travesera y piano. ¡Qué virtuosismo!
He aquí a Rossini con su “barbero de Sevilla”. Fabuloso.
Piano y violín jugando a placer en estilo de Sarasate, sin “aires gitanos”.
Una peculiar marcha oriental o árabe de Strauss, con voces incluidas.
Verdi se destaca con su “va pensiero”, uno de los coros más famosos de toda la historia de la ópera, que el Coro Ciudad de Cehegín ha cantado innumerables veces.
Un piano solemne y decidido y un fagot que contesta con menos arrogancia, aunque con cierto romanticismo.
Polifonía simple. Cuatro voces de cuatro cantantes. La perfección.
La soledad del piano frente a la cuerda llamando de lejos.
Bach a través del clavecín. No hay más. Escalas vertiginosas.
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COROS DE ÓPERA
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Verdi
NABUCCO
Acto II
Va, pensiero, sull´ali dorate
Acto I
Gli arredi festivi
IL TROVATORE
Acto II
Vedi! Le fosche nottuerne
Acto III
Or co´dadi- Squilli, echeggi
AIDA
Acto II
Gloria all´Egitto
MACBETH
Acto IV
Patria opresiva!
I LOMBARDI ALLA PRIMA CRUCIATA
Acto III
Gersusalem!
Acto IV
O Signore, dal tetto natio
DON CARLOS
Acto III
Spuntato ecco il di
OTELLO
Acto I
Fuoco di gioia
Todos estos coros verdianos están interpretados por el Chor der Staatsoper Dresden y la Orquesta de la Staatskapelle Dresden, dirigidos todos por SILVIO VARVISO
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Otros coros no operísticos aparecen en lo que queda del estuche, pero están sin clasificar. Eso sí, son un placer para los oídos.
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LA ZARZUELA
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La Orquesta del Teatro Apolo interpreta una serie de pasajes zarzueleros que, en su día, allá por 1984, editó la Casa IBERSON. Once breves fragmentos de gran belleza melódica y armónica, que responden a las siguientes ZARZUELAS:
Agua, azucarillos y aguardiente.
La Calesera.
La del soto del parral.
Jota de La Dolores.
El Divo.
La Boda de Luis Alonso.
La alegría de la huerta.
La rosa del azafrán.
Doña Francisquita.
Las Corsarias.
El chaleco blanco.
Interpretaciones todas ellas sin canto, pero con mucho acierto en la selección de las obras o partes de ellas más atrayentes.
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LUIS COBOS
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TEMPO D´ITALIA
La Deutsche Grammophon editó un soporte con inter`retaciones del español Luis Cobos sobre canciones italianas de las famosas, bien populares, bien operísticas. Algún amigo me hizo una copia de ellas, aquí registradas, que tienen especial encanto. Los diversos apartados del estuche podrían llamarse así:
Tempo d´Italia.
Adagio en Venezzia.
Scalando.
Intermezzo.
Tutta Forza.
Lentamente.
Come prima.
Son arreglos a ritmo moderno interpretados a toda orquesta. Una forma de popularizar la música culta, pero no logra, creo, más que el que los oyentes se queden en la superficie de lo pegadizo. La música culta o clásica es otra cosa Y su conocimiento supone una entrega de muchos años en intentar su asimilación, como todas las grandes cosas, que no pueden ser de un momento de euforia o entusiasmo. De ahí la diferencia con lo registrado en la otra cara del cassette. Esta música adaptada por Luis Cobos está bien para pasar un rato, pero Chopin, por ejemplo, necesita una atención más seria y responsable.
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Chopin
NOCTURNOS
Interpretados al piano por DANIEL BARENBOIM.
Evidentemente, esto es otra cosa. La palabra “nocturno” hace referencia a la situación o posición del día, ya caído el sol, cuando la naturaleza queda adormecida y el hombre empieza a soñar, ya más tranquilo de su diaria faena. Son piezas perfectas en sí mismas. Toda adaptación las echaría a perder, amigo Cobos. Lo perfecto no hay que tocarlo, ya no sería perfecto.
En esa hora del crepúsculo me imagino al Maestro, rodeado de sus discípulos, enseñándoles los secretos de la vida y de la voluntad divina, los proyectos del reino que no acaba. Estoy seguro que Le hubiera encantado escuchar a Chopin mientras dialogaban tan amigablemente. Y seguro que lo consiguió.
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MÚSICA RESERVATA
(16)
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Sinfonía muy conocida, beethoveniana.
No tan conocida ésta, pero sinfonía de singular factura.
Una contralto, apoyada por la orquesta, lanza al aire bellas canciones melodramáticas.
El inconfundible estilo de Haendel. Echamos de menos aquella época en que el tiempo estaba ralentizado. Música para el puro disfrute.
Tras media hora de música, vuelve Beethoven. He de reconocer que, cuando yo era niño, el único músico que sobresalía en nuestros conocimientos era el sordo genial. Después apareció Bach y, más tarde, Brahms. Pero, afortunadamente, hay muchos más.
Se escucha el teclado superior de un órgano no muy devoto, pero vivo y brillante. Lo sé porque, sentado en uno de los bancos de la iglesia, no me ayuda, no me deja concentrarme. Eso sí, me distrae agradablemente.
Sin embargo, oigo a unos hombres cantar, algo lejos, y sus voces trascienden mis pensamientos hacia lo inefable, hacia el Misterio con mayúscula. No entiendo muy bien lo que dicen, pero su armonía me resulta suficiente.
Salgo a la calle, el bullicio popular se refleja en esta sinfonía mozartiana. A Mozart lo descubrí estudiando filosofía. Tenía un compañero que le encantaba Mozart. A mi me parecía, entonces, un músico frivolo. Pero fui comprendiendo que sus conciertos para piano y orquesta, por ejemplo, me transmitían más de lo imaginable. Dios también le amó privilegiadamente. Al menos, eso dice su música.
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-967-
MÚSICA RESERVATA
(17)
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Grabaciones del 1 de abril de 1987, en mi casa de Madrid.
Este piano ejerce una especial atracción sobre mí. Intenté aprenderlo de pequeño.
Aire de baile en estas cuerdas orquestales, ágiles y frágiles, que sencillamente introducen el canto de solista y coro. Es un conjunto bien avenido.
El clavecín. Un tal Avendaño conocí en Madrid, que tocaba y construía sabiamente este instrumento de teclado con el que la época barroca se llenó de esplendor.
Entro nuevamente a una Capilla en la que un coro canta el Credo. El acompañamiento es simple y bien acordado. Me parece estar en un monasterio medieval. Me siento bien, aunque aquella época no me resulta atractiva en general. La salva la presencia de Francisco de Asís, hoy desconocido aún para los “suyos” entre los que siempre presumo estar.
Brahms es el autor de este concierto para piano y orquesta. Se hace notar la respetabilidad de su luenga barba. Le encantaría que lo tocara su amiga Clara Schumann, pero demasiado serio para ella, grácil y joven mujer.
Sí, en cambio, este acompañar del piano a la flauta que canta primorosamente en esta sonata
He aquí un hermoso concierto para clarinete y orquesta.
Pues ¡anda que esta breve pieza de Chopin para piano! Imagínate lo que quieras, como hago yo. Decíamos de los “nocturnos”, pero ¿y las baladas?
Música sinfónica del mejor calibre.
Canta en la plaza un coro maravilloso, acompañado de escueta instrumentación.
En el Casino cercano, un cuarteto de cuerda recrea el tiempo de los socios e invitados. Algunos han tenido que pagar.
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-968-
Liszt
CHRISTUS
Oratorio más lírico y meditativo que dramático, comienza con el texto de Isaías: “Cielos, verted vuestro rocío; nubes, lloved la justicia.” Es el RORATE COELI, la melodía gregoriana empleadísma, en distintos momentos y formas, a lo largo de toda la obra, dándole así una unidad. La escuchamos en la introducción orquestal de la Primera Parte, en la introducción de la Segunda y, de nuevo, como tema de la fuga con la que finaliza el Oratorio. Y, asimismo, la encontramos en distintos momentos de la partitura.
Aquí está registrada la Primera Parte de este oratorio de Navidad, dividida en cinco episodios: Introducción
Pastoral y mensaje de los ángeles
Stabat Mater speciossa, es decir, en contraposición a la “mater dolorosa” al pie de la Cruz. Aquí es la Mater radiante junto al Niño de Belén
Los pastores en torno al pesebre, y
Los tres reyes magos.
Se inicia con el tema del “rorate coeli”. Es música pura, feliz, de gran serenidad. Hay temas de danzas y una intención de recrear instrumentos populares. Es música de programa con textos tomados de las Sagradas Escrituras.
Son intérpretes solistas con el Coro de la Radio y Televisión Húngara, Coro de Niños, armonio, órgano y la Orquesta Sinfónica del Estado Húngaro, dirigidos todos por ANTAL DORATI.
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Canciones de hoy:
Silencios
Himno a la alegría
Otros…
Me despierto
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Música de guitarra.
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Está grabada en esta cinta parte de la entrevista que me hicieron en Radio Cadena Española el 15 de abril de 1985. Dice así:
“Ciertamente podemos asegurar que la gran mayoría del pueblo cristiano está de parte de este progreso de la Iglesia.” Es una pena que se haya borrado lo anterior a causa de la regrabación de este archivo.
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Alfonso Gil González