Desde mi celda doméstica
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viernes, 1 de mayo de 2015

ARCADIA MUSICAL

ARCADIA MUSICAL


Músicos de andar por casa


Mirando hacia atrás, me admira el imponente elenco de obras musicales, recopiladas durante más de cincuenta años, que encierran las más bellas creaciones del alma humana. ¿Cómo darlas a conocer a los demás? ¿Cómo hacer partícipes a otros de un tan gran tesoro? ¿Cómo ofrecerlo para que despierte la curiosidad cultural? ¿Acaso está capacitado todo el mundo para valorarlo? ¿Puede gustar cualquier persona de tanta belleza?
Me he propuesto, por eso, escribir, hacer como aquellos comerciantes que, antes de mostrarnos sus productos, nos adelantan el apetito de los mismos en unos papeles de propaganda. Y, aunque estos no estén en venta, -¿qué valen cincuenta años de trabajo?-, quiero que esta generación, y las futuras, sepan que hay un rico tesoro en cada casa, no tasado en vil metal, más bien riqueza espiritual de los que en ella viven, pero no exclusivamente para los que moran en ella. De ahí mi propósito de intentar dejar herencia escrita, por si alguien, estimulado culturalmente, algún día, tuviera la suerte de llenar la mente y el corazón con sublimes goces que embargan el alma y ayudan, sin lugar a dudas, a madurar como personas humanas.
Siéntese el lector a mi vera, y vayamos viendo, juntos, qué hay por estos rincones del saber que sea digno de nuestra admiración y contemplación. Como, por ejemplo, se me ocurre con la versión de LOS PLANETAS, de Gustav Holst. 
Host era hijo de un profesor de piano. Había nacido en 1874. En realidad, fue un músico y compositor un tanto oscuro hasta 1919, en que compuso esta magna obra, su Opus 32, que lo lanzó a merecida fama y estimación. Fama no alcanzada por sus óperas, ni por su Sinfonía Coral u otras piezas musicales. Como indica el título de esta obra, cada movimiento está dedicado a uno de los planetas de nuestro sistema solar, por este orden: Marte, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, en que la guerra, la paz, el viento, la alegría, la ancianidad, la magia o el misticismo adquieren sus propias sonoridades. Holst partió de este mundo  en 1934. Yo recomendaría la versión de la Orquesta Filarmónica Europea, dirigida por Hymisher Greenburg.
Otro músico de andar por casa es Beethoven. Sus Sinfonías las hizo más conocidas la batuta de Herbert von Karajan. Director de las más prestigiosas orquestas del mundo, fue la Filarmónica de Berlín quien lo consagró como indiscutible maestro. Sus detractores le achacaban que fuera miembro del Partido Nazi entre los años 1933 y 1942. Pero, en realidad, fue el Nazismo el que lo utilizó, porque Karajan procedía de una familia cultísima y estaba considerado, entonces, como niño prodigio del piano.
Entre Beethoven y Ravel, nos sale al paso la poderosa voz del tenor italiano Mario del Mónaco, con una serie de romanzas y arias famosas, que le dieron justa nombradía durante la primera mitad del siglo XX. Así como la cálida voz de nuestro tenor José Carreras que, en esta ocasión, canta Boleros. Todo el mundo sabe que este excepcional cantante de ópera superó la gravísima enfermedad de la leucemia y que, por tal motivo, creó la Fundación que lleva su nombre para ayudar a los que la padecen.
De Ravel, lógicamente, hablaremos en otra ocasión. Pero adelantemos que es uno de los más importantes compositores, viviendo a caballo entre los siglos XIX y XX. A él le debemos importantes obras pianísticas y orquestaciones de las que otros grandes compositores escribieron para piano. Mas, para ir abriendo boca, yo te recomendaría la versión que la Orquesta de Radio Hamburgo, comandada por Vladimir Roscoff, hace de tres de sus grandes páginas: Bolero, Alborada del Gracioso y Pavana para una Infanta difunta. ¿Quién no las conoce?
Otro francés, Bizet, nos muestra su SINFONÍA EN DO MAYOR. Yo recomiendo la versión que de ella hace la Asociación Filarmónica de Alemania, que dirige Hermann Schmidt. Es interesante. Bizet nació en 1838 y murió 1875. Es un compositor destacado en la Francia del XIX. No parece tener escuela propia, y resulta un innovador, toda vez que su música muestra evidente inspiración, fluidez, claridad de ideas y un gran lirismo. Ha llegado hasta nosotros tras ochenta años de estar su manuscrito traspapelado por ahí. Tiene algunas reminiscencias de Haydn y de Rossini, y hay quien dice que esta Sinfonía en Do está inspirada en su homónima de Gounod. ¡Vete a saber!


Alfonso Gil González
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