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sábado, 2 de mayo de 2015

EL ORATORIO DE NAVIDAD



El Oratorio de Navidad


Es Navidad. Aparece entre nosotros la Luz que ha iluminado, desde distintos ángulos, a esta nuestra Humanidad, necesitada siempre de más Fe, de más Esperanza y, sobre todo, de más Amor. Dios es el Amor. Todo verdadero amor es participación y exponente divino. Pero tengamos el valor de llamar Amor al que no tenga el menor resquicio para el interés propio o egoísmo. La fe y la esperanza se acabarán con nuestras vidas terrenas. El amor, en cambio, será el único sello, la única franquicia, el único pasaporte que nos hará tan eternos como él mismo.
El párrafo anterior me sirve de  mensaje y felicitación navideña. Ahora vamos con el Concierto. Juan Sebastián Bach compuso, entre su innumerable obra religiosa, este Oratorio de Navidad, que es una suma de seis cantatas, está escrito en la primera mitad del siglo XVIII. Bach, como músico al servicio de la fe cristiana, intenta engrandecer la liturgia luterana y, en esta ocasión, va a poner la mejor música a los himnos propios del tiempo navideño. Es consciente, como diría el obispo de Hipona, que cantar es orar doblemente. Aunque las cantatas, a diferencia del Oratorio, pueden ser de signo profano, aquí Bach las construye exclusivamente religiosas. La música está al servicio de la letra, y ésta, como en sus Pasiones, está escrita para la meditación y súplica orante.
De entre todas las versiones que se han efectuado del Oratorio de Navidad, quiero resaltar la de Nikolaus Harnoncourt con el Concentus Musicus Viena y el Coro de niños de Tölz, solistas incluidos. El grandioso templo barroco está ornado con profusión de flores, mezcladas con luces eléctricas y naturales que crean una atmósfera etérea. El director y los músicos visten de riguroso cleryman, hombres y mujeres. Tenores y bajos lucen sotanas negras con roquetes blancos de transparente bordado, al igual que los niños, como si se tratara de monaguillos en fiesta, llevan sus sotanas y esclavinas de púrpura. Los instrumentos, propios de la época barroca. 
Se va narrando el acontecimiento de la Navidad desde el pasaje evangélico sobre el censo romano, que obliga a José y a su esposa María a desplazarse a su lugar de origen, Belén, cerca de Jerusalén, hasta la venida de los Reyes Magos. Hace de cronista el tenor Peter Schreier. Un niño soprano va cantando el texto escrito por el alemán Picander, que también servirá a Bach para sus meditaciones de la Pasión. El bajo Robert Holl se encarga de arias orantes surgidas del hontanar del alma. Y el pueblo, representado en el coro, va expresando con sentidos corales su fe gozosa y agradecida a la bondad del Dios hecho hombre.
Orquesta y cantantes están situados al pie del majestuoso órgano, esta vez mudo, permitiendo el lucimiento de la trompetería y demás instrumentos de cuerda y de viento-madera. Un espectáculo para los sentidos y una digna celebración de la Navidad, sin el ruido mundanal que, desgraciadamente, impide llevar estos Misterios a la hondura del corazón, de donde brotan los más puros afectos del ser humano. Tenga la seguridad el lector de que, escuchando y contemplando el Oratorio de Navidad de Juan Sebastián Bach, percibirá una de las experiencias más vivificantes e inolvidables.
¡FELIZ NAVIDAD!


Alfonso Gil González

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