Homenaje a Ana Fernández
2 septiembre 2012
Es un honor para mí, querida Ana, representar a este tu Coro en este homenaje tan merecido por tu parte.
Llegaste al Coro cual alondra ave/ y él te recibió de maravilla/ pues no hallando otra voz en esta villa/ sedújole la tuya tan suave.
Tu presencia en él es absolutamente positiva. No denotas cansancio. Siempre alegre, estás dispuesta en todo momento a ayudar a tus compañeras de cuerda. Aceptas las correcciones y malos modos de tu Director con auténtica humildad y agradecimiento. Eres un ejemplo de responsabilidad en el estudio concienzudo de tu papel. En realidad, mereces no sólo el homenaje del Coro Ciudad de Cehegín, sino el mío personal. ¿Qué digo el mío? Mereces el homenaje de este tu pueblo, al que llevas en tu bello canto por toda la geografía española. Incluso Francia supo que en Cehegín había un ave canora que competía en belleza musical con canarios, jilgueros y ruiseñores, de esos que el Padre Vidal ha registrado en cintas magnéticas, pero que enmudecen para ver si, oyéndote, les salen sus trinos con el sonoro colorido que el Creador les puso.
Sí, Ana, recibe este homenaje con toda nuestra gratitud. Porque, cuando los desmayos y cansancios se producen –cosa natural entre mortales-, tú eres símbolo de lo imperecedero, aspecto que lleva consigo toda verdad y, por tanto, la verdad de la más espiritual de las artes, cual es la música.
Con mi cordial abrazo, este Coro, esta Banda de la Sociedad Musical y este pueblo enamorado de la inspiradora de toda belleza, la Virgen de las Maravillas, se une a ti en esta sencilla muestra de la gloria que tanto mereces.
Alfonso Gil González