Avispas contra obispos
En la noche misma de la victoria socialista salió por TV una pancarta que venía a decir que el Partido Socialista ha ganado a los Obispos. No sabía yo que los prelados españoles habían entrado en campaña electoral. Menos aún, que algunos pensaran que vencer al PP era equivalente a vencer a la Iglesia. Si esa es su conclusión, ¡pobre democracia española, asentada, al parecer, sobre la pugna de si los valores cristianos deben o no ser motor de la vida ciudadana! ¡Pobre España!, sotánica y satánica a un tiempo, según la expresión del poeta oriolano!
Las avispas no suelen picar, muerden. Inoculan el veneno y, de paso, se llevan un trocito de piel. Y siguen viviendo. Las abejas, en cambio, pican, pero, como raudos y temerarios camicaces, se sacrifican al intentar agredir al adversario. Prefiero a las abejas. A la Iglesia siempre le ha costado sacrificarse cuando ha herido, aunque amorosamente, con la espada de la Palabra. Pero son muy escasos, que los hay, aquellos políticos que tan sólo buscan el bien de la ciudadanía, y aún más escasos los que ofrendan su vida en un gobierno de entrega desinteresada. Entrega que no la garantizan las siglas, sino la alta estima en que se tiene al ser humano.
No me asusta que gobierne éste o aquél, una facción u otra. Lo preocupante es que hay más avispas que abejas y, así, el número de probabilidades de que nos salga mal se trueca en peligroso.