Desde mi celda doméstica
Buscando...
sábado, 9 de mayo de 2015

LAS COSAS EN SU SITIO


Las cosas en su sitio


La pasada celebración familiar del día 30, en Madrid, ha debido caer muy mal al Gobierno de la nación, y ha tomado un pequeño berrinche. Qué le vamos a hacer.
Resulta que él se inmiscuye en temas que no le van, semejándose así a los denostados totalitarismos, y recrimina a la Iglesia el que cumpla con su obligación de evangelizar, enseñar y santificar.
Haga lo propio el Gobierno. Es decir, haga cumplir la Constitución, favorezca la convivencia ciudadana, elimine el terror y la delincuencia, dé seguridad a sus ciudadanos, promueva la justicia, vuelque sus apoyos sobre los más desfavorecidos, no busque tanto el ser reelegido cuanto el obrar con dignidad, garantice las libertades y opóngase con toda eficacia al libertinaje. No le falta tarea al Gobierno para que su paso por nuestra historia no sea vacuo. No diga qué deben hacer los españoles por mí, sino qué debo hacer yo por ellos. Y le recuerdo que, entre esos ellos, la mayoría pertenece a la Iglesia. No todos sus jerarcas serán ejemplares, pero ella es, por vocación y veteranía histórica, madre y maestra de la sociedad, aun de la increyente.
Ahora resulta que algún hambriento de poder, para que el enfado gubernamental sea mayor, le recuerda al Presidente que si no criara obispos no le sacarían los ojos. Pero le traiciona el subsconsciente al incisivo opositor. En un lenguaje más propio de aquella situación prebélica, mantenida por revolucionarios incultos y energúmenos, sólo le resta incitar a las masas a la quema de iglesias y al asesinato de monjas y sacerdotes. Y vuelta a empezar.
Puede que la queja anticlerical se llame las cosas en su sitio, pero en español ese fraseo oracional tiene su sinónimo: zapatero, a tus zapatos.

Alfonso Gil González    

Compartir en :
 
Back to top!