Limosna misionera
Mañana es el DOMUND, forma abreviada de
decir Domingo Mundial de la
Propagación de la Fe. La idea
surgió en Lyon (Francia) en mayo de 1822 para apoyar económicamente las
misiones francesas de Luisiana, inmensa zona norteamericana que riega el
Mississippi. La reciente asociación empleó el método de Paulina Jaricot, joven
gala que, sin perder su status de cristiana laica, impulsó esta obra hasta
conseguir que su idea llegara a ser Obra Misional Pontificia. El método era
sencillo: a diez compañeras de trabajo les pidió un céntimo; éstas, a su vez,
pedirían un céntimo a otras diez. Esos primeros cien céntimos fueron
multiplicándose de tal manera que, a los pocos años, el 47 por ciento de lo que
América recibía en concepto de ayuda misional procedía exclusivamente de esta
fundación.
Mañana es el Domund. Yo recuerdo cómo íbamos
los niños, con unas huchas en forma de cabeza infantil africana, a pedir a las
casas de nuestros vecinos, y a éstos directamente por la calle, para ayudar a
los misioneros. Era difícil negarle a los niños esos céntimos, esas pesetas que
irían a paliar las verdaderas necesidades del mundo pobre y de los pobres de la Iglesia , cuales son los
misioneros. Paulina Jaricot vivía la época posterior a la revolución jacobina.
Nosotros, a la de la Guerra Civil.
Pero sólo los pobres son en verdad solidarios.
Mañana es el Domund, y yo no sé qué pasará
mañana. Sé que nuestros niños no viven un ambiente misionero. Sé que a los
catequistas les falta imaginación para desarrollar una enseñanza
evangelizadora, sobre todo cuando los niños ya han hecho la Primera Comunión.
Seguimos aún con catequesis para la recepción sacramental, pero los niños deben
catequizarse para la vida, máxime en un tiempo en que los padres dicen no
tenerlo para educar a sus retoños.
Mañana es el DOMUND.
Alfonso Gil González