Desde mi celda doméstica
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sábado, 9 de mayo de 2015

LIMOSNA MISIONERA


Limosna misionera


   Mañana es el DOMUND, forma abreviada de decir Domingo Mundial de la Propagación de la Fe. La idea surgió en Lyon (Francia) en mayo de 1822 para apoyar económicamente las misiones francesas de Luisiana, inmensa zona norteamericana que riega el Mississippi. La reciente asociación empleó el método de Paulina Jaricot, joven gala que, sin perder su status de cristiana laica, impulsó esta obra hasta conseguir que su idea llegara a ser Obra Misional Pontificia. El método era sencillo: a diez compañeras de trabajo les pidió un céntimo; éstas, a su vez, pedirían un céntimo a otras diez. Esos primeros cien céntimos fueron multiplicándose de tal manera que, a los pocos años, el 47 por ciento de lo que América recibía en concepto de ayuda misional procedía exclusivamente de esta fundación.
   Mañana es el Domund. Yo recuerdo cómo íbamos los niños, con unas huchas en forma de cabeza infantil africana, a pedir a las casas de nuestros vecinos, y a éstos directamente por la calle, para ayudar a los misioneros. Era difícil negarle a los niños esos céntimos, esas pesetas que irían a paliar las verdaderas necesidades del mundo pobre y de los pobres de la Iglesia, cuales son los misioneros. Paulina Jaricot vivía la época posterior a la revolución jacobina. Nosotros, a la de la Guerra Civil. Pero sólo los pobres son en verdad solidarios.
   Mañana es el Domund, y yo no sé qué pasará mañana. Sé que nuestros niños no viven un ambiente misionero. Sé que a los catequistas les falta imaginación para desarrollar una enseñanza evangelizadora, sobre todo cuando los niños ya han hecho la Primera Comunión. Seguimos aún con catequesis para la recepción sacramental, pero los niños deben catequizarse para la vida, máxime en un tiempo en que los padres dicen no tenerlo para educar a sus retoños.
   Mañana es el DOMUND.



Alfonso Gil González
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