Prensa del XVIII
No deja de ser curioso, en este siglo lucernario, que, en Madrid, se imprimiera un CORREO DE LOS CIEGOS, cuyo objeto era fomentar el gusto de la lectura, haciendo así, un buen servicio a la Patria, según advertencia del rotativo en su primer número. Se trataba de, periódicamente, presentar a los lectores algunos rasgos particulares de Historia, de Economía, de Política y de Moral, y reproduciendo, baxo diverso aspecto, las novedades y cosas más útiles y curiosas que se anunciaran en los demás medios públicos, y no sólo de España. Extractaría y copiaría, igualmente, todo lo que le pareciera oportuno, aprovechando las lecciones de la experiencia y de los sujetos juiciosos. Y hacía un llamamiento a que se publicara en dicho Correo de los Ciegos cuantas noticias, pensamientos, ideas propias, descubrimientos, planes, críticas, sátiras, poesías, discursos, memorias, disertaciones, etc…, que les pareciera dignas al gran público. Y, siempre, guardando la moderación, respeto y decencia debidos a la Religión, al Rey y a las Leyes. De momento, el periódico en cuestión saldría todos los martes y viernes desde el 10 de octubre de 1786.
Uno de esos medios que se publicaban en España era EL CORREO DE VALENCIA. Desde sus inicios, en 1797, dedicó gran espacio a la publicación histórica de sus ciudades, como por ejemplo, Xátiva. Allí puede leerse cómo, después que Hércules el Egipciano vengó la muerte de su padre Osiris, tomando cruel venganza de su tío Tifón, quitándole la vida en el mismo lugar que había derramado la sangre de su hermano, no contento con esto, dio la vuelta a España con un poderoso ejército a fin de acabar con los tres hermanos Geriones, que en ella reinaban, los cuales habían persuadido a Tifón la muerte de Osiris, y llegando a Cádiz les retó a los tres en campo de batalla, la cual aceptada, y saliendo uno después de otro, fueron víctimas del furor de Hércules. Y, digo yo que, cuando llegara a Xátiva, estaría algo más apaciguado.
Por ese tiempo, 1792, salió a la luz el CORREO MERCANTIL DE ESPAÑA Y SUS INDIAS, que hablaba, entre otras cosas, de Agricultura y del Tiempo. Él nos da la noticia de que, por una nave que trajo la Compañía de Sierra Leona, se sabía haber cesado la fatal epidemia que reinaba entre los negros libres de la nueva Escocia, y se aseguraba que la calidad del suelo de aquella Colonia era tal, que se podría en todas partes cultivar el café, el algodón y el azúcar.
Los lunes se hablaba del Tiempo climatológico de las provincias meridionales, y el jueves de las septentrionales. Y con una visión de quince días nada menos. Naturalmente, si hablaba de quince días atrás, nunca se equivocaba, pero ¿y cuándo hacía previsión quincenal?
Pero había un periódico, titulado DIARIO CURIOSO (histórico, erudito, comercial, civil y económico) que, en 1772, narraba lo acontecido cien años antes. Y, en esta ocasión, recordaba lo sucedido un 13 de junio de 1651. A saber: que salieron del puerto de Cádiz los galeones de España, a cargo del general Pedro de Urzúa, y con ellos salió la flota de Nueva España, que iba a cargo de Luis Fernández de Córdoba, cuyo apronto fue tan breve que sólo duró seis meses, porque, el 18 de enero del mismo año, habían entrado en aquel puerto los galeones venidos del Nuevo Mundo, comandados por Martín Carlos de Mencos, y en su conserva la flota de Nueva España, conducida por Juan de Pujadas, y abundantemente interesada en oro, plata y géneros de estimación.
Y esta otra noticia, no menos curiosa: que, en aquel mismo año de 1651, fue trasladado el Santísimo Sacramento al nuevo templo de los Padres Capuchinos de la Paciencia de Madrid, convento que fundó la reina Isabel de Borbón, esposa del glorioso rey Felipe IV de España, en honor y reverencia de una prodigiosa Imagen de Ntro. Sr. Jesucristo, que unos perversos judíos azotaron, despedazaron y echaron al fuego en el mismo sitio donde está el convento.
Por su parte, el DIARIO DE VALENCIA, 1795, publicaba una Oración para que los lectores rezasen ante el Sagrario, con motivo de celebrarse, el martes 20 de enero, en el Vaticano de Roma, la Congregación preparatoria sobre la aprobación de milagros de nuestro dignísimo prelado y venerable siervo de Dios, Juan de Ribera, patriarca de Antioquia, arzobispo de esta Diócesis y virrey de esta ciudad y Provincia.
Y esto me da pie a decirles que, en 1772, se editaba un DIARIO EVANGÉLICO, HISTÓRICO-POLÍTICO que, con el real privilegio, ofrecía nuevamente al público de Barcelona, Principado de Cataluña, un tal Pedro Ángel de Tarazona, agente de negocios. Y Manuel Ruiz de Uribe, ya en 1758, hacía lo propio con su DIARIO CURIOSO, ERUDITO Y COMERCIAL.
El DIARIO PINCIANO era un semanario que se publicaba en Valladolid cada miércoles. Contenía historia, literatura, legislación, política y economía. Al igual que sus coetáneos, e incluso que los periódicos del XIX, en su primer número daba su razón de ser. Así es que Valladolid se apuntaba a la efervescencia literaria nacional, porque era cosa de admiración, decía, que en el siglo de la actividad universal de España sólo en la Corte hubiera gente que se dedicara a escribir y publicar. Y, aunque Madrid, por su situación geográfica y suerte política, sea el centro de España, de donde salen para todos los pueblos de la Península los rayos de luz que en todas partes necesitan las ciencias, y allí esté el corazón de donde derivan el vigor y el movimiento que han menester las artes, también es cierto que cada capital de provincia debe ser un globo de luz que disipe las sombras del error, de la preocupación y de la ignorancia (sic).
Efectivamente, otras capitales de provincia tomaron ejemplo y, así, en 1793, se editaba el SEMANARIO DE SALAMANCA, que salía los martes. El 8 de octubre de ese año puede leerse en él una carta de un payo, escrita a un tío suyo desde Madrid, haciéndole de ver que los prejuicios que tiene sobre las gentes de la Corte son malos y no responden a la verdad. Esos prejuicios eran de conciencia dada a Barrabás y de vida muy holgachona. En cambio, escribe, unos santos varones hay en Madrid bajo la protección de una hermandad llamada de los Petimetres, los cuales podían competir en penitencia con los ermitaños de san Antonio Abad.
En realidad, Salamanca tenía dos semanarios del mismo nombre. Para distinguirse, uno de ellos llevaba el sobrenombre de erudito y curioso, y se publicaba en sábado. Era algo más religioso que su homónimo, escribiendo que su fin sólo era contribuir a la felicidad de la Patria, y que la Religión era el único principio de donde dimanaban todos los bienes. Todo establecimiento, añadía, que no tenga por base la Religión, será un edificio construido en el aire.
Hay, también, en 1798, un SEMANARIO DE ZARAGOZA, que salía los viernes. Publicó un compendio de la historia de Aragón, pues ésta es tan grande y tan conocida, dice, que no hay nadie que la niegue ni deje de considerarla como la más sólida norma de nuestras acciones.
Años antes, 1787, salía a la luz una publicación de título tan rimbombante como éste: ESPÍRITU DE LOS MEJORES DIARIOS LETARIOS QUE SE PUBLICAN EN EUROPA, dedicado a los literatos y curiosos de España. Y, como muestra, hablando de Asia, cuenta una anécdota oriental referente a un habitante de Siria que, en un año en que enjambres de langostas cubrían todos sus campos, se veía precisado a vender todos los días una parte de sus ganados para atender a las necesidades de su familia. Pronto se agotó este recurso, y el pobre infeliz, reducido a la última miseria, se fue a la ciudad a vender los instrumentos de labor, que eran su última esperanza. Estando ajustando cierta porción de trigo del que acababa de llegar de Damieta, oyó hablar de las victorias de Murat Bey quien, después de haber domado el orgullo de sus enemigos, había entrado triunfante en el gran Cairo. Al enterarse de la talla, del carácter y del origen de semejante guerrero, que de simple esclavo había adquirido tanta grandeza y esplendor, pensó que se trataba de su propio hijo, al que le quitaron con tan sólo 11 años, y determinó ir en su búsqueda hasta Egipto, dejando a sus mujer e hijos anegados en lágrimas y elevando mil plegarias al cielo para que volviese cuanto antes.
Manuel Antonio Valdés escribía las GACETAS DE MEXICO, que era un compendio de noticias de Nueva España, desde el inicio de 1784, dedicadas a Matías de Gálvez, virrey, gobernador y capitán general de la misma. Hablando de gacetas, me tropecé con una del siglo anterior, el XVII, concretamente de 1683, en la que se daban noticias de las novedades de Europa y, concretamente, de Francia. En ella se hace constar que la reina María Teresa de Austria, reina de Francia y Navarra, hija de su majestad católica Felipe IV e Isabel de Francia, casada en 1660, había fallecido a la edad de 45 años.
Otros escritos del XVIII son dignos de mencionar, como el ESTADO MILITAR DE ESPAÑA, publicado en 1764; la GUÍA DE LITIGANTES Y PRETENDIENTES, del año 1786; el CALENDARIO MANUAL Y GUÍA DE FORASTEROS EN MADRID, de 1744, que contenía los nacimientos de reyes, reinas, cardenales y príncipes de Europa, los ministros que componían los tribunales de su Majestad, etc.; el MERCURIO DE ESPAÑA, de 1784, y un SEMANARIO ECONÓMICO, compuesto de noticias prácticas como, por ejemplo, sobre Agricultura, editado en 1765, donde se lee que todo el secreto de la maravillosa multiplicación de los granos, que en todas partes causa alegría y abundancia, consiste sólo en saber forzar los gérmenes de las plantas, a que se desenvuelvan prontamente, porque es constante que el germen contiene no sólo la primera planta que debe nacer, sino también todos los granos de todas las plantas en la sucesión de los siglos, mientras el mundo sea mundo, de suerte que para multiplicar el trigo no se requiere más que abrir el tesoro que está encerrado en cada grano, y desenvolver y manifestar en un año lo que apenas se desenvolvería en tres o cuatro, y este es el misterio.
Nada menos.
Alfonso Gil González