ATEÍSMO HISTÓRICO
Popularmente, se entiende como "ateo" el que no cree en Dios. Pero el término "ateísmo" ya era usado por Platón, y de diversa forma lo tratan san Pablo, los Padres de la Iglesia y los teólogos.
Siempre se ha dicho que hay un ateísmo teórico -no creer- y un ateísmo práctico -vivir como si no se creyera-. Uniendo ambos términos podría afirmarse que la mayoría de los hombres son ateos.
La historia del ateísmo, en cuanto concepto, es oscura y compleja. No era pensable hablar sobre él en la Edad Media, oficialmente cristiana. Pero el Renacimiento, que atrajo el concepto pagano de la vida y, por ende, del humanismo, lo fue introduciendo a partir del siglo XV. El principal inventor, defensor de una teoría ateísta, políticamente hablando, fue Nicolás Maquiavelo, autor de EL PRÍNCIPE, allá por 1513, defendiendo el principio de que el fin justifica los medios.
El ateísmo moderno tiene su raíz filosófica en el pensador y matemático René Descartes, en el siglo XVII, con su aserto "cogito ergo sum"-"pienso, luego existo". Y, aunque era un principio más bien moral, fue degradando sus consecuencia en ateísmo a través de Pierre Bayle que, por otra parte, puso las bases del Secularismo.
El siglo XVIII, llamado de "las luces" suposo el triunfo del ateísmo con la fusión del Deísmo inglés y el Empirimo cartesiano. Ateísmo que se hizo germano, en el siglo XIX, con Hegel, Feuerbach y Niettzsche.
El ateísmo del siglo XX puede llamarse "humanismo radical", con base en Freud, creador del psicoanálisis, y en el Existencialismo de Karl Jaspers y Martin Heidegger, que desemboca en el radicalismo de Jean-Paul Sartre y de Albert Camus. Todo ello se hace coetáneo con el MANIFIESTO HUMANISTA de 1933, publicado en los Estados Unidos.
La presencia del ateísmo en la historia siempre va de la mano de la exaltación de lo humano, y ello ha influido en las diversas culturas. Si la Biblia parte y gira sobre el dato de la realidad de Dios, el ateísmo lo hace sobre la realidad del hombre, y esto ha llegado a influir en algunos teólogos cristianos. Estos lo utilizan como crisol de la religión misma.
Surge, así, un movimiento esencialmente antropológico, que deriva en Marxismo en la zona oriental de Europa, en Existencialismo cristiano en la zona norte, y en Criticismo de lo religioso en la zona centro, con los protestantes Paul Tillich y Dietrich Bonhoeffer, éste último martirizado por las SS del nazismo alemán.
Alfonso Gil González