El Via Crucis
Toda vida es un vía crucis, un camino de cruz o de cruces.
Nadie hay que no tenga cruz. Incluso algunos son una cruz para ellos mismos o para los demás.
Ahora bien, llevar la cruz es aceptarla, no por justa, sino por propia, porque es la de uno y nada más.
Siendo la cruz intransferible, y siendo nuestras fuerzas tan limitadas, el ideal es que nos las ingeniemos para que pese o moleste lo menos posible. Es decir, precisamos de algún cireneo que nos ayude a llevarla. Y no hay otro mejor que el propio Jesucristo: “Cargad con mi yugo y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso.”
Pero algunos piensan que Dios no es necesario. Pues, ¡ala!, que sigan con su cruz, pero que no se quejen, ni echen las culpas a los demás.
Alfonso Gil González