Desde mi celda doméstica
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sábado, 20 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (38)



Cristo y el joven rico


Los tres evangelios sinópticos cuentan esta escena del encuentro con Jesús de un joven rico. Rico y bueno, porque cumplía, parece ser, todos los mandamientos. Él quería la perfección, la vida eterna. Pero Jesús le hace ver, primeramente, que sólo Dios es bueno, lo que se dice bueno de verdad. Y, segundo, que para llegar a la perfección, en lo humanamente posible, hay solamente un camino: dar cuanto se tiene a los que carecen de ello, y seguir a Jesús.
El joven aquel no esperaba esa respuesta, y se entristeció, a pesar de que esa respuesta se la daba Jesús mientras le miraba con afecto. No, no le interesaba. Yo creo que no se fijó en la mirada de Cristo. Y se marchó porque tenía muchos otros bienes. ¡Qué pena! 


Alfonso Gil González
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