Capítulo XXXII
Nuevos contactos
Mayo del 86 empezaba con un concierto en el Real sobre dos óperas: “La cambiale di matrimonio” de Rossini, y “La muerte del obispo de Brindisi” de Menotti. Yo había acudido con mi amigo y melómano José Luis, hijo de Pepe y Julita, amigos de casa.
Vuelven de Rabat Sean Walsh y su esposa. Van a reunir, en casa de Francisco Mantecón, a algunas mujeres de sacerdotes. Asistirá mamá. Yo me reuniría con los sacerdotes casados en el “San Pío X”. Anotaré en mi “diario”: “El Ordinariato nos impulsa a orar más y mejor, si es que nos dejamos llevar del Espíritu Santo”.
El 25, invitados por “Gallina Blanca”, fuimos al Palacio de Congresos y Exposiciones, donde asistiríamos a una “Antología de la Zarzuela” que, por aquel entonces, dirigía un tal José Tamayo. Pero yo terminaría mayo en Vitoria, adonde fuí, invitado por José María Lorenzo, presidente de ASCE (Asociación de sacerdotes casados de España). Con él y su esposa, comí en el restaurante San Prudencio, y visité parte de la ciudad alavesa. Después me llevaron al monasterio de Estíbaliz, donde me reuní con presbíteros casados provenientes del país vasco y de Navarra. Se interesaron por el Ordinariato y por su reinserción en el ministerio. Me quedé hospedado, esa noche, en dicho monasterio, con cuyos benedictinos cené.
El 1 de junio estaba de regreso en Madrid. Había ido y vuelto en tren, de cuyo viaje tenemos testimonio en diapositivas. En ese primer fin de semana me reuní en Madrid con el “equipo piloto” del Ordinariato Internacional en España. Tras el paréntesis que supuso el ir toda la familia a Sevilla, invitada por los Chaparro, volvía a reunirme con el grupo directivo de Asce, el 21. Y el 28, recibía carta de mi prima monja que, desde Roma, me enviaba un obsequio con motivo de mi incorporación al rito oriental de la Iglesia. Y, el 30, recibí, junto a la carta de Jesús Morea, en USA, sendas comunicaciones de Mar John y Mar Jacob, obispo y metropolitano, respectivamente, del citado Ordinariato.
En julio, vino con su familia americana Jesús Morea. Iban de paso hacia Valencia, donde pasarían las vacaciones. Con él asisto a la reunión mensual de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo. Una especie de grupo ecuménico que solía juntarse para poner en común sus experiencias de fe, y para orar. Con los Morea pasaríamos el final de mes en su piso de Gandía, un 14º del n. 53 del paseo marítimo. En su garaje nos robaron la radio del coche y los cassettes de música que llevaba para los días agostinos en Cehegín. En compensación, recibí la llamada de la directora del “Elfo”, confirmándome que daría clases de latin en el próximo curso. Tras recoger de Caravaca unas encuadernaciones de los extras de ABC, encargadas quince años antes, regresamos a Madrid. Siempre lo hacíamos con tiempo suficiente para preparar mis clases y nuestros hijos el ingreso en el Colegio Caldeiro, con la correspondiente compra de libros de texto. Mas este año cesé como director de la Escuela de Catequistas. Seguiría en dicha Escuela como profesor de eclesiología. También me despidí del Colegio “Nervión”, no sin antes proveerles de un nuevo profesor de religión.
Pero en septiembre hago un viaje singular. Invitado por los “Hombres de Negocios”, arriba citados, estaré cuatro días en Inglaterra, en cuya ciudad de Bournemouth se celebraba una convención internacional de signo cristiano. Me hospedé en el Hotel Pavilion. La primera conferencia la dio un sacerdote presbiteriano sobre la pregunta “¿Quién es Jesús?”, para concluir con el lema de la Convención: JESUS IS LORD. La representación española tuvo traducción simultánea. El 21, desde el aeropuerto de Gatwich, en un avión de la compañía española “Spantax” regresé a Madrid.
El 23, daré un Cursillo de Iniciación para Catequistas en la Parroquia Nuestra Señora del Recuerdo.
El 4 de octubre hice un viaje relámpago a Cehegín. Me acompaña Alvaro Quintanilla, primer violonchelista de la Orquesta Nacional de España. Iba a probar un viejo instrumento de la familia “Motolite”. El 25, asisto, en los Dominicos de Alcobendas, a la III Asamblea Nacional del Moceop, donde aproveché para informar sobre el Ordinariato.
En noviembre, hago algunas visitas por Madrid. El Ordinariato empezaba a ser una realidad. Son innumerables las llamadas que recibo, invitándome a viajar por España para dar cumplida información sobre la solución oriental: Murcia, Valladolid, Sevilla y Zaragoza fueron algunas de esas ciudades interesadas. El 20, viene a casa, desde USA, Mar John, y, desde Rabat, Sean Walsh. El obispo me trae al padre el nombramiento de Párroco de Santo Tomás Apóstol, parroquia personal y nómada que podrá establecer allá donde vaya, dejando a su cargo distintos vicarios pastorales. Con noostros, se van a reunir diversos sacerdotes casados procedentes de Sevilla, Tarragona, Huesca, Santander, Valladolid, Albacete y Castellón. Todos ellos concelebramos con el obispo Mar John.
Diciembre se abriría con la charla que tuve que dar, en el “San Pío X”, en el Curso de Capacitación, compuesto de sacerdotes, religiosos y seglares, sobre “su experiencia en la catequesis de vecinos” que, semanalmente, sigo dando en Colomer 5. El 12, acompañado de Alfonso Borrego Vivar, marcho a Murcia para dirigir el “retiro espiritual” a diez parejas de sacerdotes casados. Fue una jornada de reflexión en las Hijas de la Caridad de Espinardo, que concluyó con la Eucaristía. En la iglesia de san Esteban de Murcia tuve ocasión de asistir al Concierto Navideño, dado por Jubilee Singers, de Los Angeles, bajo la dirección de Albert Mc. Neil.
Las vacaciones navideñas las pasamos en Cehegín. Volveré a reunirme con el grupo de jóvenes religiosamente inquietos. Celebro la Eucaristía en casa de mis hermanos, donde nos hospedamos. Con ella despedimos el año 1986. Había dejado inconclusos dos sonetos, que taché tras la confección de los dos primeros cuartetos. También quedó sin terminar una larguísima lista de motes o apodos, propios de Cehegin, a los que situé en la parte final de la agenda alfabéticamente, desde el “abercoque” hasta el “zorro”. Lista curiosa y, sin duda, interesante para el estudio de las gentes sencillas de este pueblo. Son apuntes para la historia, para el recuerdo. La mayoría provienen de generaciones antepasadas. Algunos ni se sabe por qué se llaman así. Pero ahí están.
Para alabanza de Cristo. Amén.